Estudios previos han sugerido que las personas que tienen fuertes creencias religiosas son más intuitivas y menos analíticas, y cuando piensan de manera más analítica, sus creencias religiosas disminuyen.
Pero una nueva investigación, realizada por expertos de las universidades de Coventry y Oxford, sugiere que ese no es el caso, y que las personas no son «creyentes nacidos».
El estudio, publicado en Nature, incluyó dos pruebas. La primera se realizó con peregrinos que realizaron el Camino de Santiago. Los expertos preguntaron a los peregrinos acerca de la fortaleza de sus creencias y la cantidad de tiempo que dedicaron a la peregrinación. Luego compararon sus respuestas con los niveles de pensamiento intuitivo y con una tarea de probabilidad, en la que los participantes debían decidir entre una elección lógica y otra de “intuición».

En un segundo ensayo se llevó a cabo un experimento de estimulación cerebral. Este implicó ejecutar una corriente eléctrica indolora en el cuero cabelludo del participante, para activar el giro frontal inferior derecho, una parte del cerebro que controla el control inhibitorio. En este caso, los resultados mostraron que si bien esta estimulación cerebral aumentó los niveles de inhibición cognitiva, no cambió los niveles de creencia sobrenatural, lo que sugiere que no existe un vínculo directo entre la inhibición cognitiva y la creencia sobrenatural.
El estudio es el primero en desafiar una tendencia creciente entre los psicólogos cognitivos en los últimos 20 años, que ha intentado mostrar que creer en lo sobrenatural es algo que nos viene ‘naturalmente’ o intuitivamente. Los resultados obtenidos en este caso sugieren que no existe un vínculo entre la fuerza de la creencia sobrenatural y la intuición. Pese a ello, los autores del estudio señalan quees prematuro explicar la creencia en los dioses como intuitiva o natural y afirman que su investigación respalda la teoría de que la religión es un proceso basado en la crianza y se desarrolla debido a los procesos socioculturales, incluida la educación y la educación.

Juan Scaliter