Si hay una parte del cuerpo que no parece estar diseñada para encogerse, es el cráneo. Pero la naturaleza tiene recursos sorprendentes. Así lo ha descubierto un grupo de expertos liderados por Javier Lazaro, del Instituto Max Planck. De acuerdo con un estudio, publicado en Current Biology, el cráneo de las musarañas bicolor (Sorex araneus) se encogen en anticipación al invierno, hasta en un 20% y, cuando se acerca la primavera, sus cabezas vuelven a crecer para acercarse a su tamaño anterior.
“Descubrimos que cada musaraña experimenta una disminución dramática en el tamaño de la caja craneal de verano a invierno – asegura Lazaro en un comunicado –. Luego, en primavera, la caja craneal vuelve a crecer, llegando casi al tamaño original en el segundo verano”.
Los autores señalan que este proceso tiene incluso un nombre, el fenómeno Dehnel, basado en el zoólogo polaco August Dehnel , el primer experto que habló sobre ello.

Para llegar a estas conclusiones, el equipo de Lazaro utilizó trampas para capturar musarañas vivas desde el verano de 2014 hasta el otoño de 2015. Cada vez que capturaban un ejemplar, se le realizaba una radiografía del cráneo y se le implantaba un microchip debajo de la piel para identificarlo posteriormente.

Las mediciones realizadas con los rayos X confirmaron que las cabezas de las musarañas se encogían con la llegada del frío. Por el momento, explican los autores, “saben muy poco sobre las causas”. La reducción de tamaño afecta no solo al cráneo, sino también al cuerpo entero de las musarañas: en invierno, varios órganos principales pierden masa, la columna se acorta, e incluso la masa cerebral disminuye en un 20 o 30%.Las musarañas tienen un alto metabolismo, y es probable que la disminución del tamaño les ayude a vivir en tiempos de escasez de alimentos. A diferencia de otros animales, las musarañas no migran ni hibernan durante el invierno.
La gran pregunta es ¿cómo puede encogerse un cráneo? El proceso no se comprende del todo, pero hay evidencia que sugiere que la caja craneal se encoge a medida que se reabsorbe el tejido dentro de las suturas craneales. Cuando se acerca la primavera, el tejido óseo se regenera.
Los investigadores planean investigar más el cambio estructural en el cerebro a medida que el cráneo de las musarañas se encogen. También tienen curiosidad por saber cómo este proceso afecta las habilidades cognitivas de los animales.

Juan Scaliter