El laboratorio espacial chino Tiangong-1 fue lanzado en 2011 y, ahora, está a punto de precipitarse sobre nuestro planeta. Inicialmente se había previsto que la reentrada se produjera a mediados de abril, pero cálculos posteriores apuntaron a que, dado que su velocidad se había acelerado, lo haría a principios de dicho mes. Pero, ahora, se cree que podría suceder este mismo fin de semana. Aunque la pregunta más importante sisgue siendo: ¿dónde caerá?

Realmente es imposible saberlo con exactitud, pero algunos cálculos han apuntado a posibles áreas de impacto (aunque la posibilidad de que caiga en ellas sigue siendo remota), una de las cuales incluye al norte de la Península Ibérica. Pese a ello, los especialistas apuntan a que no hay motivos para alarmarse, ya que el peligro de que un resto del laboratorio le caiga encima a alguien es un millón de veces aún más pequeña que la de que nos toque el Euromillón.

Se espera que la mayor parte del laboratorio se desintegre al penetrar en la atmósfera pero, aún así, se estima que algunos restos de esta mole de casi nueve toneladas de peso sobrevivirían a ese proceso y, por lo tanto, numerosos fragmentos de metal de distinto tamaño se precipitarán sobre la superficie de nuestro planeta.

Esta noticia nos trae a la memoria el caso de la Skylab, la primera estación espacial estadounidense que fue lanzada en 1973. Y el 11 de julio de 1979 sus fragmentos cayeron sobre el desierto australiano. Las autoridades de dicho país impusieron a la NASA una multa simbólica de 400 dólares por arrojar basura sobre su territorio.

Vicente Fernández López