Más de 26 millones de personas en todo el mundo sufren de insuficiencia cardíaca, una condición en la que el corazón no puede bombear suficiente sangre oxigenada para satisfacer las necesidades del cuerpo. Los síntomas incluyen dificultad para respirar, cansancio, piernas hinchadas y capacidad limitada para realizar ejercicios o realizar tareas físicas sencillas. El pronóstico no es muy esperanzador: más del 35% de los pacientes con insuficiencia cardíaca mueren en el primer año y un 60% en los cinco años posteriores dentro de los 5 años del diagnóstico.

Existen varios tipos de insuficiencia cardiaca. La diastólica se produce cuando el ventrículo izquierdo no se relaja y se rellena adecuadamente con la sangre, lo que resulta en una alta presión de llenado, congestión y falta de aire. Aproximadamente la mitad de los pacientes con insuficiencia cardiaca sufren de insuficiencia cardíaca diastólica. La incidencia aumenta con la edad y es común entre las mujeres con hipertensión, obesidad y diabetes. Actualmente no existe un tratamiento efectivo y probado para esta afección.

Ahora un grupo de expertos del Hospital Rambam, liderados por Yair Feld, ha desarrollado un dispositivo elástico, bautizado CORolla, que se implanta dentro del ventrículo izquierdo del corazón por un procedimiento mínimamente invasivo. El dispositivo puede mejorar la disfunción diastólica cardíaca mediante la aplicación de fuerza de expansión directa en la pared del ventrículo para ayudar al corazón a llenarse de sangre. El primer ensayo en humanos ya se ha llevado a cabo con un paciente canadiense de 72 años y ahora el Ministerio de Salud de Israel ha autorizado hasta 10 nuevos ensayos clínicos.

Juan Scaliter