Cómo las ballenas pasaron de morder la presa a filtrarla es un misterio evolutivo que trae de cabeza a los científicos desde los tiempos de Charles Darwin. Según un estudio recientemente publicado en la revista especializada Royal Society Journal Biology Letters, los investigadores han estado equivocados en su hipótesis desde los tiempos del naturalista inglés.

Según explica la investigación, realizada por científicos de la Universidad Monash y de los Museos Victoria, los misticetos, antepasados de las ballenas barbadas actuales, poseían dientes «extremadamente afilados» que eran muy similares a los de los leones y los lobos. Los usaban para devorar sin piedad a sus presas, y no para filtrar sus alimentos como pensaba Darwin. La investigación detalla que los antepasados de las ballenas modernas cortaban a sus grandes presas con sus colmillos afilados en lugar de deslizarlos con sus barbas. Estas barbas, que tienen todos los mamíferos marinos en sus maxilares, son similares a un peine y están formadas de unas láminas córneas y elásticas que utilizan con el fin de filtrar el plancton con el que se suelen alimentar.

Según explica David Hocking, uno de los responsables de la investigación, «cuando evolucionaron y comenzaron a filtrar la comida, las ballenas cambiaron su biología alimenticia completamente, incluso de una forma más radical de la que imaginamos ahora». Una vieja hipótesis especula con que las ballenas empezaron a filtrar el alimento con sus dientes cuando estos al cerrarse formaban un zigzag que permitía atrapar la comida en la boca a la vez que el agua circulaba entre ellos. Esta conjetura, que se apoya en el método inusual de las focas cangrejeras que se alimentan de krill (pequeños crustáceos) en la Antártica, sostiene que sus dientes fueron reemplazados por sus curiosas barbas. Pero la nueva investigación, que se apoya en modelos tridimensionales elaborados a partir de los fósiles de dientes de ballenas primitivas, afirma que los dientes de las ballenas primitivas tenían una forma diferente al de las focas y eran mucho más afilados que los de la mayoría de mamíferos vivos entonces. Según el comisario del departamento de Paleontología Vertebrada de Museos Victoria, «se trata de una de las primeras pruebas que demuestran que las ballenas barbadas primitivas poseían dientes muy afilados con una única función: cortar la carne de sus presas».

Vía | theguardian.com

Redacción QUO