Cada año más de 70 millones de tiburones se matan para satisfacer la demanda de sopa de aleta de tiburón o medicinas tradicionales. Esto ha reducido la población de algunas especies hasta en un 83%.
Ahora, un nuevo estudio, publicado en Scientific Report y realizado por expertos de la Universidad de Guelph, señala que la mayor parte de las aletas de tiburón y las branquias de manta ray vendidas en todo el mundo provienen de especies en peligro de extinción.
Gracias a avanzadas tecnologías de detección de ADN, el equipo de científicos, liderados por Dirk Steinke, descubrió que el 71% de las aletas y branquias secas recolectadas en 129 mercados de China, Canadá y Sri Lanka, procedían de especies que se consideraban en peligro y, por lo tanto, prohibidas del comercio internacional.

«A pesar de la controversia en torno a la sopa de aleta de tiburón – explica Steinke en un comunicado – y el hecho de que muchas de estas especies están amenazadas todavía hay un gran mercado para las aletas de tiburón y una creciente demanda de branquias. Se trata de leyes que hasta ahora ha sido difícil de hacer cumplir porque las aletas de tiburón se secan y procesan antes de que se vendan lo que hace difícil identificar la especie».

En total se han se identificaron doce especies, incluidos tiburones ballena, que figuran como protegidas e ilegales para el comercio en virtud de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES). Aproximadamente la mitad de las 1.200 especies de tiburones y rayas del mundo están catalogadas como amenazadas por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza http://www.iucnssg.org/, incluyendo 20 que no pueden ser objeto de comercio internacional.

Juan Scaliter