Vivir más y vivir mejor. Es uno de las objetivos de la investigación biomédica. Y una de las moléculas que pone sobre la pista de esta meta es Klotho, una proteína que toma el nombre de una deidad griega que estaba a cargo del ‘hilo de la vida’.

El affaire de la comunidad científica con klotho se remonta varios años atrás, cuando se descubrió que aquellos ratones que tenían niveles menores de esta proteína vivían menos. Como era de esperar, cuando los científicos modificaron el material genético de los animales para que su nivel de klotho no decayera éstos vivieron hasta un 30% más.

Pero los benificios de klotho no se limitan a una mayor longevidad, sino que tienen que ver también con la función renal y la capacidad cognitiva.Es en este último campo donde se han publicado los últimos estudios, coordinados por Dena Dubal de la Universidad de California.

¿Qué se ha descubierto hasta ahora? Esta proteína aumentó la capacidad cognitiva y por tanto el desempeño en tareas que se usan para tal efecto en ratones, tanto en sanos como en aquellos aquejados con enfermedades como el párkinson.

Una de los factores más sorprendentes de esta ecuación es que Klotho no llega al cerebro, ya que el ser una proteína ésta es demasiado grande para pasar la barrera hematoencefálica que separa este órgano del resto del cuerpo, por tanto, se especula con la existencia de un mensajero que actúe en los pasos intermedios de este proceso.

Pero no todo es de color de rosa. De hecho, hay una noticia mala y otra buena. La mala es que los ensayos con humanos de momento no han conseguido demostrar la eficacia vista en los ratones. Pero la buena es que al ser Klotho una sustancia producidanaturalmente por nuestro organismo hay menos dudas sobre las posibilidades de que exista toxicidad que si se tratara de un compuesto con el que nuestro cuerpo nunca haya tenido contacto, ya que en ese caso se tendrían que realizar ensayos destinados a resolver esa cuestión.

Redacción QUO