En España, las enfermedades cardiovasculares constituyen la principal causa de mortalidad: casi un tercio del total. Y a nivel mundial las cifras son muy similares: de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 17 millones de personas mueren anualmente por este motivo.
Uno de los mayores riesgos es la insuficiencia cardíaca, un problema que afecta principalmente a países con altos ingresos y que se produce cuando el corazón no puede bombear suficiente sangre a través del cuerpo.

Ahora, un grupo de investigadores de la Universidad de Otawa, Canadá, liderados por Lynn Megeney, han descubierto que una proteína llamada cardiotrofina 1 (CT1) es capaz de “engañar” al corazón para que crezca de manera saludable y bombee más sangre,igual que cuando se realiza ejercicio. Los beneficios de esta proteína, al menos en modelos animales, demostraron, según los resultados publicados en Cell, tener un amplio abanico.
Si bien durante el proceso de insuficiencia cardíaca se produce un aumento en el tamaño del corazón, este no es saludable. En cambio el incremento que se produce gracias a la CT1, sí lo es. Esta proteína también es capaz de reparar el daño cardíaco y mejorar el flujo sanguíneo en modelos animales de insuficiencia cardíaca.

“Cuando parte del corazón muere – explica Megeney en un comunicado –, los músculos restantes tratan de adaptarse y se hacen más grandes. Pero esto sucede de una manera disfuncional y en realidad no ayuda al corazón a impulsar más sangre. . Lo que descubrimos fue que el CT1 hace que los músculos del corazón crezcan de una manera más saludable y también estimula el crecimiento de los vasos sanguíneos en el corazón, lo cual aumenta su capacidad para bombear sangre, como lo ocurre con el ejercicio y el embarazo”.
Por si fuera poco, las células cardiacas tratadas con CT-1 se hacen más largas ysaludables y, del mismo modo que ocurre con la práctica deportiva, cuando esta termina el corazón recupera su tamaño original. Otra de las ventajas de esta proteína es que estimula el crecimiento del músculo cardíaco de un modo mucho más efectivo que algunos fármacos de uso habitual.

“Se trata de una terapia experimental muy emocionante – concluye Duncan Stewart, coautor del estudio – , sobre todo porque se muestra prometedor en el tratamiento de diferentes tipos de insuficiencia. Actualmente, el único tratamiento para la insuficiencia cardíaca en el lado derecho es un trasplante, y aunque tenemos fármacos que pueden reducir los síntomas de insuficiencia cardíaca izquierda, no podemos solucionar el problema. Un aspecto interesante de esta investigación fue que la CT1 humana fue capaz de promover una respuesta de crecimiento saludable en múltiples modelos animales, lo quesugiere que su acción es universalmente y nos acerca mucho a desarrollar una terapia”. Y esto es de gran importancia ya que, como señalan los autores en el estudio, mientras el ejercicio podría teóricamente tener los mismos beneficios que CT-1, las personas con insuficiencia cardíaca tienen limitada su capacidad de realizar ejercicio.

Juan Scaliter