En la última década, más del 25% de las emisiones de CO2 producidas por los seres humanos han ido a parar a los océanos. Desde la revolución industrial, el fenómeno de la acidificación oceánica se ha incrementado a niveles nunca vistos por los seres humanos. Pero hasta ahora, nunca se había medido el impacto que esto tenía en la fauna marina, solo en algunas especies y de modo individual.
Un nuevo estudio, realizado por expertos de la Universidad de Adelaida (Australia) ha demostrado por primera vez el efecto de la acidificación en la biodiversidad marina. Liderados por Ivan Nagelkerken, los investigadores estudiaron las interacciones de las especies en ambientes marinos naturales en las chimeneas volcánicas subacuáticas, cuyas condiciones coinciden con las concentraciones de CO2 previstas para finales de este siglo.

«La mayor parte de las investigaciones sobre los impactos del cambio climático – explica Nagelkerken en un comunicado – han analizado individuos o pequeños grupos durante un espacio de tiempo breve. De estos estudios, se desprenden predicciones que señalan que la biodiversidad de peces se reduciría, pero nunca habíamos sido capaces de proporcionar evidencia firme. Hasta ahora. Nuestros hallazgos muestran que los pronósticos del efecto del cambio climático en los ecosistemas futuros no pueden ser precisos si no se incorporan interacciones complejas”.
Durante tres años, el equipo de Nagelkerken analizó ambientes marinos con altos niveles de CO2 y descubrió que allídominan una o dos especies de peces más pequeños mientras que las especies menos agresivas y menos comunes desaparecen.

«Las especies pequeñas normalmente se mantendrían bajo control por sus depredadores – concluye Nagelkerken –, pero la acidificación del océano también está transformando el hábitat que protege a estos depredadores intermedios. El resultado es una gran cantidad de lo que se conoce como especies de malezas, equivalentes a las ratas y cucarachas , pero en el mar: muy abundantes pero que nadie quiere comer”.
El estudio, publicado en Current Biology, señala finalmente que el pronóstico para finales de siglo habla de un océano un 150% más ácido que antes de la revolución industrial, niveles que los océanos no experimentaban desde hace 20 millones de años.

Juan Scaliter