El maíz es el cereal que más se produce en todo el planeta pero no solo se cultiva para alimentación, también es una fuente de energía renovable importante. Pero algunos biocombustibles renovables pueden traer problemas económicos y ambientales, y la cuestión de si el maíz se utiliza mejor como alimento o como biocombustible lleva años de discusión.

Ahora, por primera vez, un grupo de investigadores de la Universidad de Illinois han cuantificado y comparado todo el sistema de producción de este cereal para determinar si los beneficios de producir biocombustible superan los costes. El equipo, liderado por Praveen Kumar y Meredith Richardson,realizó un análisis integral del sistema agrícola centrado en la conocida como zona crítica. “La zona crítica – explica Kumar en un comunicado – es la capa permeable de la zona de cultivo cerca de la superficie y se extiende desde la cima de la vegetación hasta el agua subterránea. La energía humana y el aporte de recursos involucrados en la producción agrícola alteran la composición de esta zona crítica y hemos logrado convertir estos impactos en un coste social”.

Para comparar la eficiencia energética y los impactos ambientales de la producción y procesamiento de maíz para alimentos y biocombustibles, los investigadores registraron los recursos necesarios para la producción y el procesamiento del maíz y luego determinaron el impacto económico y ambiental del uso de estos recursos.
El estudio, publicado en Earth’s Future, tuvo en cuenta factores como la evaluación de la energía necesaria para preparar y mantener la zona de cultivo y su conversión a biocombustible. Luego, cuantificaron los beneficios e impactos ambientales, los efectos sobre la atmósfera y la calidad del agua. En términos económicos, las conclusiones muestran que la producción de maíz alimenticio en los Estados Unidos es de 1 euro por hectárea, frente a una pérdida de casi 8 euros por hectárea si es para biocombustible.

Juan Scaliter