Quienes visitaban el Dinosaur Provincial Park, un parque temático en Alberta, Canadá, podían contemplar un esqueleto de Corythosaurus totalmente descabezado. ¿Dónde está su cráneo?, se preguntaban muchas personas. Pero nadie sabía darles una respuesta. Hasta ahora, porque la calavera por fin ha aparecido.

Se encontraba entre las pertenencias de George Sternberg, un popular explorador y aventurero que la desenterró en 1920, y se la llevó dejando el resto de los huesos del animal. Según explican los expertos, en aquellos tiempos, los cráneos de dinosaurio eran unas reliquias muy valoradas, que daban prestigio a quien las poseía y que incluso se vendían precios muy elevados en el mercado negro.

El resultado de aquel fenómeno provocó que en los años posteriores, los paleontólogos se encontraran con restos de dinosaurios que ya habían sido previamente desposeídos de sus cráneos por aventureros y saqueadores. Al parecido a lo que sucedía con las tumbas que se descubrían en Egipto, que ya habían sido previamente saqueadas.

Por es emotivo, numerosos museos del mundo tienen esqueletos de ejemplares a los que les falta la cabeza. Pero, en este caso, la historia ha tenido un final feliz, y el cráneo ha podido reunirse con el resto del esqueleto, aunque se han necesitado casi cien años para lograrlo.

Fuente: IFL Science.

Vicente Fernández López