En la temporada2014-2015, la flota japonesa destinada en la Antártida a la caza de ballenas con prpósitos científicos, se quedó en casa. Fue el único año en décadas. Impulsada por el repudio de la comunidad internacional y por requerimientos de la Corte Internacional de Justicia (IJC). Pero la calma duró poco y la temporada pasada, al regresar a puerto, lo hacían con 333 cadáveres. Una fracción de los 4.000 cetáceos que planean capturar en los próximos 12 años.
Desde 2010 la IJC ha instado a Japón a finalizar esta práctica que en los últimos 25 años ha matado 10.000 ballenas en los mares del sur con la “excusa de propósitos científicos”.
“Cada año, Japón continúa con su ya desacreditada práctica científica de cazar ballenas – explica Kitty BLock, vicepresidenta de Humane Society International – y cada año más de estos animales son sacrificados innecesariamente. Es una crueldad obscena que debe terminar”.

El viernes pasado, parte de la flota japonesa regresó con otros 300 cadáveres de ballenas. Y faltan más barcos por llegar.

Juan Scaliter