En 2011, un grupo de investigadores de la Universidad de San Diego California observó algo que supuestamente no debería ocurrir: una presencia masiva de fitoplancton bajo el hielo marino del Ártico en condiciones que deberían haber sido demasiado oscuras para cualquier organismo que requiera de la fotosíntesis para sobrevivir.¿Cómo fue esta floración posible?
El fitoplancton se encuentra en la base de la cadena alimenticia del Ártico. Cada verano, cuando el hielo del mar se retira, la luz solar provoca una floración masiva que atrae a los peces. Estos, a su vez hacen efecto de llamada en depredadores de mayor tamaño que son los que proveen alimento a las comunidades indígenas que viven en la región.
Pero el fitoplancton no debería ser capaz de crecer bajo el hielo ya que este refleja la mayor parte de la luz solar en el espacio, impidiendo que llegue al agua y se produzca la fotosíntesis necesaria para desencadenar la floración. El problema es que, debido al cambio climático, en las últimas décadas, el hielo del Ártico se ha vuelto más oscuro y más delgado, permitiendo que penetre más y más luz solar.

Científicos de la Escuela de Ingeniería y Ciencias Aplicadas (SEAS) de Harvard, liderados por Chris Horvat, descubrieron que esa podría ser la causa de la presencia masiva de fitoplancton. Una floración con el potencial de alterar seriamente la cadena alimentaria del Ártico. Para confirmar esta hipótesis, el grupo de Horvat realizó un modelo matemático. Los resultados, publicados en Science Advances, mostraron quesi bien hace veinte años, sólo un 4 % del hielo marino del Ártico era lo suficientemente delgado como para permitir que grandes colonias de fitoplancton florecieran por debajo, actualmente esa cifra llega al 30%.

«El descenso del espesor del hielo marino en el Ártico en los últimos 30 años – concluye Horvat en un comunicado –ha cambiado dramáticamente la ecología en ese área. Súbitamente nuestra idea de cómo funciona este ecosistema es diferente: la base de la base alimenticia del Ártico ahora está creciendo en un momento diferente y en lugares que son menos accesibles para los animales que necesitan oxígeno».
Los investigadores esperan que su modelo sea útil para planificar futuras expediciones para observar estas floraciones y medir el impacto que este cambio tendrá en los ecosistemas.

Juan Scaliter