En la región del Amazonas, la agricultura comenzó hace más de 8.000 años. Para comprender de qué modo la domesticación de ciertas especies vegetales afectó al ecosistema, un equipo de expertos liderados por Carolina Levis, analizó 1.170 parcelas forestales y más de 4.000 especies de plantas de la zona. En total lograron identificar 85 especies que fueron domesticadas ya sea durante un breve período de tiempo o a lo largo de un lapso prolongado. Los resultados, publicados en Science, demostraron que las plantas seleccionadas por estas civilizaciones son, aún en la actualidad, mucho más propensas a ser las dominantes en las selvas amazónicas. La hipótesis es que la influencia humana en el pasado desempeñó un papel importante y duradero en la distribución de las especies, y teóricamente, se podría utilizar para descubrir áreas no identificadas aún de dichas civilizaciones.
Sorprendentemente, las especies usadas en agricultura eran cinco veces más propensas a ser dominantes que las no domesticadas. También descubrieron que, lógicamente, se concentraban más cerca de sitios arqueológicos. Las condiciones ambientales locales explicaron hasta el 30% de la variación en la abundancia relativa y la riqueza de especies domesticadas en las regiones amazónicas, mientras que la proximidad de los humanos era la responsable de hasta el 20% de la diversidad.
El hallazgo plantea un escenario del huevo o la gallina: ¿Fueron los humanos los que incrementaron la biodiversidad del Amazonas o decidieron vivir en las regiones con esa diversidad?La hipótesis de Levis es que la respuesta es la primera, ya que algunas especies domesticadas se encontraron en sitios poco probables, dados sus distintos nichos ecológicos.

Juan Scaliter