«Queremos saber más sobre este gen porque nos ayuda a responder a una pregunta importante sobre el desarrollo y la evolución: ¿Cómo los animales con genomas similares -como machos y hembras de la misma especie-producen diferentes versiones del mismo rasgo? ¿Por qué algunos rasgos, como las características ornamentales que atraen a hembras o machos, varían tan ampliamente, mientras que otros, como las piernas, no?” Quien señala esto, en un comunicado, es Cris Ledón-Rettig, del Departamento de Biología de la Universidad de Bloomington y líder de un estudio publicado en la revista Nature.

Se trata de una investigación centrada en el gen doublesex (dsx), el “gen maestro” que regula las diferentes características físicas entre ambos sexos.Se trata del primer estudio que analiza el efecto de dsx en todo el genoma. Como objeto de análisis, los expertos recurrieron al escarabajo Onthophagus taurus (el insecto más fuerte del mundo)y descubrieron que el gen dsx no es simplemente un interruptor que desactiva ciertos rasgos masculinos en las hembras, como se pensaba inicialmente.De hecho desempeña un papel mucho más complejo, controlando la expresión de las diferencias físicas en diferentes puntos del genoma.

“El poder de evitar la expresión de los rasgos masculinos en las hembras, y viceversa, es una característica crítica” asegura Armin Moczek, también responsable del estudio –. Protege rasgos que sólo benefician a los miembros de un sexo y podrían provocar desventajas en los miembros del otro”. Un ejemplo de ello es que los cuernos de los machos de Onthophagus taurus, les permiten luchar para conseguir más hembras, pero si estas los tuvieran, serían una molestia a la hora de cavar túneles para cuidar de su progenie. Y en las aves ocurre algo similar: un mayor nivel de testosterona es beneficioso para los machos ya que aumenta la agresividad, pero en las hembras disminuye su instinto maternal.

Ambos ejemplos demuestran la tensión que puede existir entre la selección natural, que favorece los rasgos que promueven la supervivencia de una especie y la selección sexual, que busca rasgos que atraigan a posibles parejas. Si una especie carece de esta capacidad de atenuar entre los rasgos masculinos y femeninos, puede extinguirse.
En total se descubrieron más de 1.000 puntos en el genoma de los escarabajos machos donde el gen dsx cumplía una función y 250 en el de las hembras. Y, lo más llamativo es que la mayoría de estos puntos no se superponen. Lo que confirma que dsx no se limita a activar o desactivar ciertos genes, sino que afecta la expresión génica en diferentes lugares del genoma según el sexo.

Juan Scaliter