Kanako es un chimpancé que vive en un santuario para animales salvajes en la Universidad de Kyoto. Y, aunque ya tiene veintidós años, ha sido ahora cuando, por fin, se ha descubierto que tiene un trastorno similar al síndrome de Down. Y decimos similar, porque no es exactamente lo mismo.

Tal y como nos explicó Antonio Rodríguez-Moreno, investigador de la Universidad Pablo Olavide de Sevilla: «Dado que los animales y humanos tenemos distinto número de cromosomas, esctrictamente hablando el síndrome de Down. Esto no quiere decir que en animales pueda haber (y se sabe que las hay) mutaciones y trisomías que puedan provocar síntomas en algún aspecto similares a los encontrados en humanos (sobre todo de déficits de aprendizaje). Pero sólo algún síntoma en común, no todos».

En los seres humanos, el síndrome de Down se produce por la presencia de una copia extra del cromosoma 21 (que es uno de los 23 pares de nuestro carliotipo). Es lo que se conoce como trisomía del par 21. Pero en el caso de los chimpancés, la trisomía se produce en el cromosoma 22, que sería el equivalente a nuestro 21.

El de Kanano es ya el segundo caso conocido. En 1969 se descubrió a una hembra que tenía también trisomía 22, y que falleció al cumplir dos años. Lo que convierte a este ejemplar de Japón en el superviviente más longevo.

Hay que recordar que en 2015 se documentó un caso de una hembra en Tanzania que cuidaba a una cría con discapacidades evidentes, y que presentaba características (como los llamados ojos cruzados) que recordaban a las personas con síndrome de Down. Pero no pudieron realizarse análisis que corroboraran si también sufría una trisomía.

En el caso de Kanako se ha podido saber tras una larga serie de pruebas que comenzaron en 2014. El chimpancé nació ciego y sufre anomalías cardíacas importantes. Pero, pese a todo ello, ha logrado sobrevivir todo este tiempo, aunque su condición ha ralentizado el desarrollo de sus habilidades y de su comportamiento.

Aunque las trisomías se producen en varias especies, hasta la fecha, los ratones son prácticamente los únicos animales que nos sirven para investigar sobre el síndrome de Down. Esto es debido a que en 1979 se descubrió uno de los genes del cromosoma 21 en el par 16 de un ratón. Este hallazgo permitió que, en 1990, se crearan los primeros ejemplares transgénicos que se han utilizado como modelos para estudiar este trastorno.

Vicente Fernández López