Cuando José Corredor Matheos dijo: «La poesía surge de la necesidad, es tu subconsciente. Es imposible hacer un poema con voluntad», aún no sabía que años después la ciencia le daría la razón. Por suerte, este genio de la Generación del 50 aún está vivo para disfrutar de su hazaña.

Según una investigación publicada en la revista especializada Frontiers in Psychology, nuestro cerebro reacciona electrofisiológicamente a los versos tan solo una fracción de segundo después de haberlos escuchado. Los investigadores explican que, al parecer, disponemos de una maravillosa apreciación inconsciente de las construcciones poéticas.

Según explica el profesor Guillaume Thierry, de la Universidad de Bangor (UK), «la poesía es una expresión literaria muy particular, pues transmite sentimientos, pensamientos e ideas poniendo especial énfasis en las restricciones métricas, la rima y la aliteración». La cuestión es, ¿es posible apreciar el sonido musical de la poesía independientemente de sus significado literario?

Para poder dar respuesta a esta pregunta, el equipo de Bangor creó conjuntos de muestras de oraciones que confirmaban o violaban las reglas de construcción poética de una forma tradicional de poesía galesa conocida como Cynghanedd. Tras crear sus propios versos, contaron con un grupo de voluntarios (todos ellos hablantes nativos del galés) que no tenían ni idea de este tipo de construcciones poéticas. En primer lugar, les pidieron que calificasen las oraciones como «buenas» o «no tan buenas» según estas les sonasen.

A pesar de no tener ni idea de cómo funcionan estos versos galeses, los participantes categorizaron implícitamente las oraciones ortodoxas de Cyngahanedd como «sonoramente buenas» y descartaron aquellas que habían sido inventadas por los investigadores que violaban las reglas de construcción de estas composiciones.

Además, los investigadores quisieron analizar cómo reaccionaba la materia gris de los participantes, por lo que decidieron observar el ERP, que es la medida de la respuesta cerebral (en términos fisiológicos) ante el evento sensorial que implica la poesía. Fue así como descubrieron que el ERP se daba tan solo una fracción de segundo después de que los participantes escucharan la palabra final de cada verso. Es más, dicha respuesta tan rápida solo se produjo cuando los versos estaban bien construidos. Los versos falsos no provocaron nada similar.

Según Thierry, «es la primera vez que mostramos el procesamiento inconsciente de construcciones poéticas por parte del cerebro y, por supuesto, es extremadamente emocionante pensar que uno puede inspirar la mente humana sin ser notado». Pero claro, esto era algo que José Corredor Matheos ya sabía sin necesidad de hurgar en el cerebro de ningún ser humano.

Fuente: sciencedaily.com

Redacción QUO