Las estrategias para eludir a los depredadores son tan numerosas como creativas en el reino animal. Pero hay algunos que se llevan la palma. Si bien muchos reptiles pueden desprenderse de su cola cuando los capturan, hay un género de geckos, Geckolepis, que han evolucionado para deshacerse de sus escamas ante el peligro, lo que les permite huir rápidamente y dejar al depredador con un premio que nada tiene de consuelo.
Pero ahora, en un nuevo estudio publicado en PeerJ, un grupo de expertos de la Universidad Ludwig Maximilian de Munich, han hallado un nuevo ejemplar, bautizado Geckolepis megalepis, que no solo posee esta habilidad, también cuenta con las escamas más grandes y el periodo de regeneración más veloz.

La piel de estos reptiles está específicamente adaptada a los desgarros. Sus escamas están unidas a ellas por una región relativamente estrecha que se desgarra con facilidad, y debajo de ellas tienen una zona de división preformada dentro de la propia piel. Estas características los convierten en maestros de la huida. A esto se le une que es algo que pueden hacer activamente y al menor estímulo. Y bastan apenas unas semanas para que la regeneración sea completa.

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Antes y después del Geckolepis megalepis. Foto: Frank Glaw

Para los expertos, liderados por Mark D. Scherz, estudiar esta nueva especie, era un gran desafío debido a la dificultad para manipularlos sin generar cambios: inicialmente los cogían con algodón para que no perdieran toda su piel. Y una vez capturados, los desafíos no terminaban: muchos reptiles se logran identificar gracias a los patrones de sus escamas, pero estos eran muy difíciles de capturar. Por ello se utilizó microtomografías computarizadas para describir su esqueleto y así dar con las claves de su asombrosa habilidad.
“Aún no comprendemos en profundidad los mecanismos de regeneración –, concluye Scherz en un comunicado –, pero sí sabemos que pueden tener aplicaciones en medicina, principalmente en el campo de regeneración, que hasta ahora se habían servido de los estudio en la cola de las lagartijas y las extremidades de las salamandras”.

Juan Scaliter