Como parte de un análisis realizado por el Estudio Longitudinal de Investigación en Ambiente y Fertilidad (LIFE por sus siglas en inglés), expertos de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) entrevistaron a 501 parejas de entre 18 y 44 años. A todos ellos se les calculó el índice de masa corporal (BMI). Esta escala señala que quienes tienen una masa corporal (resultado de dividir el peso por el cuadrado de la altura) por debajo de 18,5 kg/m2, tienen un peso normal, hasta 25 se considera sobrepeso, de 25 hacia arriba se habla de obesidad. Los investigadores dividieron a aquellos que tenían obesidad en dos subgrupos: entre 30 y 34,9 BMI y de 35 hacia arriba.

Con estos datos, se comparó el tiempo promedio para lograr un embarazo entre las parejas del grupo no obeso (84 hombres y 228 mujeres) con el de las parejas del grupo obeso de clase II (75 hombres y 69 mujeres). Los resultados, publicados en Human Reproduction, mostraron que las parejas en este grupo tardaban mucho más tiempo en quedar embarazadas, un 55% más según los cálculos. Y, cuando se tomaron en cuenta otros factores que influyen en la fertilidad (la edad, el tabaco, el nivel de actividad física y el nivel de colesterol), la proporción de las parejas de clase II de obesidad disminuyó a un 59% más de tiempo necesario.

«Muchos estudios sobre fertilidad y la complexión corporal se han centrado en la mujer – señala Rajeshwari Sundaram, una de las autoras del estudio en un comunicado –, pero nuestros hallazgos subrayan la importancia de incluir a ambos compañeros. Los resultados también indican que los especialistas en fertilidad deberían considerar la complexión de los dos miembros de la pareja cuando aconsejen a sus pacientes”.

Juan Scaliter