Una reciente serie de experimentos, llevados a cabo uno en roedores y otro en personas, ratifican los daños irreversibles que la luz de las pantallas digitales puede provocar en los ojos. Las pantallas LED de los dispositivos digitales (smartphones, tablets, ordenadores y videoconsolas) emiten luz con una elevada proporción de longitud de onda corta, es decir, una radiación visible que se caracteriza por ser muy energética y que puede producir daños en los ojos y en otras estructuras del organismo. Los estudios proveen los primeros datos sobre la incidencia de luz azul en la población infantil.

El primero de ellos analizó la estructura y expresión génica de la retina de dos grupos de ratas. Al primero de ellos se le expuso a la luz LED blanca de pantallas de tablets, mientras que el segundo también fue expuesto a esta luz, pero con un filtro externo que absorbe longitudes de onda corta. Para analizar los efectos de estos dispositivos sobre la vista, se rodearon las jaulas de las ratas con 6 tablets, emitiendo luz durante 16 horas al día durante 3 meses. Los resultados se compararon con un tercer grupo que no fue sometido a ninguna prueba. Los datos obtenidos mostraron una importante reducción en el número de células de la retina de las ratas expuestas a las tablets sin filtro, mientras que las que sí lo utilizaron y el grupo de control no presentaron diferencias significativas.
Pero hay algo más profundo. Los autores también señalaron una disminución en la expresión de los genes implicados en la prevención de la muerte celular por apoptosis y una sobreexpresión de algunos de los genes que favorecen la muerte celular en el grupo expuesto a las tablets sin filtro.

El otro estudio presentado, realizado en niños y adultos, buscaba calcular la cantidad de luz que penetra en el ojo en función del dispositivo, el usuario, el diámetro pupilar y la distancia de uso (smartphones: 25-35 cm,tablets: 30-40 cm, ordenadores, 45-50 centímetros). Para ello, se midió la emisión de las pantallas LED de diferentes dispositivos actualmente en el mercado y se calculó la cantidad de luz de alta energía que incide sobre el ojo para diferentes diámetros pupilares. Lógicamente el efecto de la radiación sobre los ojos depende de la composición espectral de la luz, el tiempo de uso y la distancia. El estudio destaca que los niños reciben 3 veces más luz de longitud de onda corta, debido a que usan los dispositivos a distancias más cortas. Esto es importante ya que una reciente investigación, realizada por la firma Childwise, señalaba que los niños de entre 5 y 16 años invertían más de 7 horas diarias viendo pantallas LED (televisión, ordenador o tablet).
Ambos estudios, aún pendientes de publicación, señalan la necesidad de que los organismos públicos consideren las consecuencias de la extrema exposición a luz de longitudes de onda corta a la que están expuestas los niños y los adultos al utilizar de modo habitual de dispositivos de pantallas LED.

Juan Scaliter