Uno de los rasgos que nos separa de la mayoría del resto de los primates es nuestra predilección por usar la mano o el pie derecho para ejecutar tareas que requieren determinadas destrezas. Un reciente estudio ha descubierto la clave de esta predilección, pero no en las manos, sino en los dientes.Debido a que los fósiles de ambas manos de un espécimen son raros de hallar y sin ellos no se pueden comparar para evaluar las preferencias, las piezas dentales, muy habituales en el registro fósil, pueden aportar importantes datos, como marcas o arañazos que guíen a los expertos a resolver este enigma.
En cierto sentido todo comenzó con la lateralización del cerebro. El dominio de algunos procesos cognitivos en un hemisferio cerebral (el izquierdo está más vinculado al lenguaje y las habilidades motoras, mientras que el derecho tiene más injerencia en la atención visual-espacial), es una característica distintiva de los seres humanos y se asocia al incremento de la capacidad cognitiva.
Teniendo esto en cuenta, un grupo de científicos, entre los que se encuentra Ferran Estebaranz, de la Universidad de Barcelona, se preguntaron si nuestra preferencia por el uso de la mano derecha sobre la izquierda podría haber desempañado un papel en la lateralización del cerebro.

Para ello se remontaron, primero,a estudiar las primeras herramientas de piedra realizadas por nuestros antepasados remotos, unos 3,3 millones de años. Esta habilidad habría requerido un alto nivel de destreza en la que estaría muy implicado el hemisferio izquierdo del cerebro, según han demostrado varios experimentos. Al mismo tiempo, los seres humanos somos abrumadoramente diestros en lo que tiene que ver con la fabricación de herramientas. Esta diferencia, hemisferio izquierdo del cerebro y mano derecha, se explica porque los hemisferios controlan la acción motora en los lados opuestos del cuerpo.
El segundo paso consistió en analizar una mandíbula que, según las conclusiones, ha proporcionado la evidencia más antigua, unos 1,8 millones de años, del uso de la mano derecha en el género Homo. Esto es importante ya que nuestro género tiene una antigüedad de unos 2,5 millones de años y, si somos los únicos primates en los que el dominio de algunos procesos cognitivos se diferencia por hemisferios, podríamos estar hablando de cómo surgió esta característica distintiva.

Gracias a un estudio anterior, realizado entre otros por el colaborador de Quo, José María Bermúdez de Castro, los autores señalaron la presencia de marcas en los dientes que se habrían producido cuando se sostenía un material (como una piedra o una pieza de cuero) con los dientes frontales y una mano y se trabajaba con la otra. La dirección de dichas marcas indica qué mano sostenía el material y cuál lo trabajaba. Para confirmar que esto era cierto, se reprodujeron acciones similares, con protectores bucales, y los resultados lo confirmaron: las estrías inclinadas hacia la derecha son un buen indicador del uso de la mano derecha. Como cabía esperar, las estrías inclinadas hacia la derecha eran particularmente dominantes en cuatro de los dientes frontales en la mandíbula analizada.

Los resultados, publicados en Journal of Human Evolution, no solo hablan de la evidencia más antigua de nuestra preferencia a la hora de elegir derecha o izquierda,también sugieren que, 1,8 millones de años atrás, se produjo un salto importante en nuestra organización cerebral que nos permitió dominar habilidades cruciales como la fabricación de herramientas de piedra y potencialmente también allanó el camino para el desarrollo del lenguaje. La mano derecha, por tanto, significa mucho más que simplemente una elección.

Juan Scaliter