Ya lo predecía el gran Nat King Cole en Unforgettable (Inolvidable). Esta canción ha vivido versiones con mayor o menor fortuna a cargo de Aretha Franklin, Marvin Gaye, Sia, Kenny Rogers, Andrea Bocelli, Roberto Carlos y hasta Jackie Chan (para los más curiosos o fanáticos de la tortura, se publicó en el disco When pigs fly).
Pero la que resulta paradójicamente inolvidable es la de Cole por una razón: su ritmo. Y precisamente eso es lo que han descubierto científicos del Instituto de Ciencia y Tecnología de Austria (IST). Cada vez que aprendemos o experimentamos algo nuevo, la memoria no sólo necesita ser adquirida, sino que también necesita estabilizarse en un proceso llamado consolidación de la memoria. En este proceso, las ondas cerebrales desempeñan un papel importante, pero se desconoce el mecanismo preciso que dicta la forma y el ritmo de dichas ondas.

Para responder a ello, expertos del IST analizaron las ondas agudas (Sharp wave–ripple o SWR por sus siglas en inglés), una de las tres más importantes procedentes del hipocampo y entre las más sincrónicas de todas las ondas cerebrales.El objetivo era determinar si las ondas estaban provocadas por eventos de excitación o inhibición en la sinapsis, allí donde se conectan las neuronas. Inicialmente, y para sorpresa de los investigadores, descubrieron que la frecuencia de ambos eventos (excitación e inhibición) se incrementan durante las ondas SWR, pero en términos cuantitativos, la inhibición tiene mayor importancia que la excitación, de hecho la primera está vinculada directamente a la amplitud de la onda.

“Nuestros resultados – explica en un comunicado uno de los autores del estudio, Peter Jonas –logran esclarecer los mecanismos que se encuentran detrás de estas ondas. Esta información nos ha permitido ver que los eventos de inhibición perfectamente sincronizados son los generadores de estas ondas y la inhibición desempeñaría una función crucial en la consolidación de la memoria”.
El estudio ha sido publicado en Neuron.

Juan Scaliter