En España, al menos medio millón de personas están infectadas por el virus de la Hepatitis C, pero solo están diagnosticadas entre 175.000 y 200.000. De ellos se calcula que el 10% desarrollará cirrosis y cáncer de hígado.

Un nuevo estudio, publicado en Nature Medicine, señala que el virus que provoca la hepatitis C se protege saboteando las defensas de las células del hígado al atenuar el efecto de proteínas inmunes llamadas interferones. Cuando las células se infectan, liberan interferones. Estos a su vez estimulan cientos de genes que generan proteínas que combaten los virus dentro de la célula. Los interferones pueden incluso provocar que las células se autodestruyan para evitar que el virus se propague. Uno de estos interferones, llamado interferón-alfa, se ha utilizado durante muchos años para tratar las infecciones crónicas provocadas por el virus de la hepatitis C. Aunque con pocos efectos secundarios, este tratamiento solo era efectivo para un 40% de los afectados.

El nuevo estudio, liderado por Abigail Jarret y Ram Savan, se planteó la hipótesis de que el virus, de algún modo, lograba evadirse de los interferones. Una investigación previa del mismo equipo, les permitió descubrir que, cuando el virus de la hepatitis C invade una célula hepática, induce a la célula a activar dos genes – MYH7 y MYH7B. Estos genes suelen estar activos sólo ciertos músculos y en las células del corazón. Una vez activados, estos genes producen moléculas que pueden interferir con la producción de interferones o más sencillo, el virus de la hepatitis C limitan la capacidad de las células hepáticas de generar interferones. Las células son entonces menos capaces de resistir y eliminar el virus.
«Esto puede explicar en parte por qué los tratamientos con interferón, fallan en muchos pacientes – explica Jarret en un comunicado – y permitirá desarrollar tratamientos más efectivos y protocolos de control preparados para este hallazgo”.

Juan Scaliter