En un extremo olvidado del desierto australiano, cerca de la ciudad de Geraldton, se encuentra el radiotelescopio GLEAM (siglas de GaLactic and Extragalactic All-sky Murchison Widefield Array), un conjunto de telescopios que ha permitido catalogar unas 300.000 galaxias y, en un último estudio, publicado en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, nos da la posibilidad de ver cómo sería el universo si nuestros ojos fueran sensibles a las ondas de radio.

“El ojo humano – explica Natasha Hurley-Walker, principal autora del estudio en un comunicado –puede ver al comparar el brillo de tres colores primarios, el rojo el azul y el verde. GLEAM va un poco más allá detectando 20 colores. Esto es mucho más que nosotros, pero también más que la mantis marina que llega a los 12 colores y representa la mejor resolución en el reino animal. es la primera vez que podemos ver el cielo en su esplendor technicolor”.

[image id=»85617″ data-caption=»» share=»true» expand=»true» size=»S»]

En la imagen superior, el rojo indica las frecuencias más bajas, el verde las medias y el azul las más altas. Cada punto que se observa, es una galaxia, 300.000 en total. Crédito imagen: Natasha Hurley-Walker (ICRAR/Curtin) GLEAM Team y Dr John Goldsmith/Celestial Visions.

El GLEAM observa las ondas de radio que se encuentra entre los 70 y los 230MHz para hacer un reconocimiento exhaustivo y a alta resolución del cosmos, estudiando ondas que han viajado por el espacio durante miles de millones de años. La información “se utiliza para saber qué ocurre cuando cúmulos de galaxia chocan – concluye Hurley-Walker –. También podemos ver los restos de las explosiones de las estrellas más antiguas de nuestra galaxia y detectar los primeros y los últimos suspiros de agujeros negros supermasivos”.

Juan Scaliter