La información que guarda nuestro ADN puede aportar importantes pruebas sobre nuestra evolución como especie, o las enfermedades que sufrimos y cómo nos enfrentamos a ellas.

Ahora, un nuevo proyecto de investigación, dirigido por Mattias Jakobsson, genetista de la Universidad de Uppsala, utilizará los últimos métodos para extraer el ADN de restos óseos arqueológicos y secuenciar el genoma completo de 1.000 individuos que vivieron en Europa y Asia, entre 1.000 y 50.000 años atrás.. Estos datos serán analizados mediante avanzados métodos estadísticos y la genética de poblaciones.

El proyecto, bautizado 1,000 Ancient Genomes (1.000 genomas antiguos) ayudará a los investigadores a obtener un mapa completo de la variación genética entre los humanos de diferentes épocas y zonas geográficas. También servirá para comprender de que modo afectaron a nuestros antepasados las migraciones, sus dietas y sus costumbres. Estos conocimientos, más los datos arqueológicos y las interpretaciones de los patrones culturales, modos de vida y artefactos, así como datos paleoclimáticos combinados con los datos genéticos proporcionarán una nueva y única oportunidad de arrojar luz sobre la prehistoria humana en Eurasia.

Juan Scaliter