La región floral del Cabo, en Sudáfrica, es la más pequeña de las seis zonas florales del planeta (las otras son la Boreal, la Neotropical, la Paleotropical,la Australiana y la Antártica). Es el hogar de más de 9.000 especies de plantas, el 70% endémicas de esta región. Se trata de uno de los puntos de biodiversidad más importantes del planeta, tanto que la UNESCO la reconoció en 2004 como Patrimonio de la Humanidad. Pero, pese a la belleza del paisaje, se trata de un área que a menudo se ve afectada por los incendios y aún así, la naturaleza florece, literalmente. ¿Por qué?
Para saber qué efecto provoca el fuego en la biodiversidad local, científicos de universidades de Australia y Sudáfrica, analizaron diferentes tipos de flores y descubrieron que la floración estimulada por el fuego se originó en las hemodoráceas del Cabo unos 80 millones de años atrás, mientras que la germinación inducida por los incendios habría comenzado 70 millones de años atrás en las restionáceas africanas. “Nuestros resultados – explican los autores en el estudio publicado en Scientific Reports – muestran importantes evidencias de que ya desde el Cretácico, la flora local se ha adaptado a los incendios con diversas estrategias y apoyando la teoría de que, en aquellos tiempos, los incendios eran un fenómeno global que configuró la evolución de la flora terrestre”.
Entre las adaptaciones al fuego mencionadas se incluyen, la germinación y la floración tras los incendios, pero también la activación de brotes en el tallo y el almacenamiento de semillas, para los días posteriores al fuego.

Juan Scaliter