Europa, uno de los satélites del gigante del Sistema Solar, es más pequeña que nuestra luna, pero tiene una gran historia. Desde que fuera descubierta, más de cuatro siglos atrás, en 1610, por Galileo (el primer satélite descubierto en nuestro sistema solar), ha estado en la diana de los astrónomos y astrofísicos. Aún así, la mayor parte de lo que se sabe de ella es gracias a la misión Galileo, que orbitó Júpiter entre 1995 y 2003 y fotografió Europa de modo exhaustivo.

Este satélite de 4.500 millones de años, más o menos la edad de la Tierra, reveló una superficie completamente fracturada, producto del movimiento del hielo y, en 2013 y gracias al telescopio Hubble, también se observaron grietas por las que salía despedido vapor de agua. En aquel momento la Nasa aseguró que “el descubrimiento de vapor de agua expulsado cerca del polo sur de Europa, refuerza la idea de que Europa está en los primeros lugares respecto al potencial de albergar vida”.A esto se le une que “al igual que nuestro planeta, Europa tiene un núcleo de hierro, un manto rocoso y un océano salado bajo la capa de hielo”, según otro comunicado de la agencia espacial de Estados Unidos.
Por eso cuando la Nasa anunció para hoy una importante conferencia con grandes descubrimiento sobre Europa, la pólvora corrió muy rápido y la red se incendió con especulaciones de vida alienígena. Tanto que la propia agencia tuvo que salir a desmentirlo.

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¿Qué han descubierto entonces?
Más que un descubrimiento se trata de una confirmación. Y de una gran oportunidad. Un equipo de astrónomos, liderados por William Sparks, del Space Telescope Science Institute (STScI), recurrió a imágenes obtenidas con el Hubble durante 15 meses, para confirmar la existencia de plumas o masas de vapor de agua, expulsadas desde el interior de Europa. Estas plumas tendrían unos 200 kilómetros de altura, géiseres titánicos por así decirlo, que lanzarían material que luego volvería a caer sobre el satélite.

El objetivo inicial del equipo de Sparks era determinar si Europa tenía una atmósfera extensa y delgada o una exosfera
Utilizando el mismo método de observación que permite detectar la atmósfera deplanetas que orbitan otras estrellas, el equipo descubrió la presencia de la firma de vapor de agua. «La atmósfera de un planeta extrasolar bloquea parte de la luz solar – explicó Sparks durante la conferencia –. La presencia de una delgada atmósfera alrededor de Europa, tiene el potencial para bloquear parte de la luz de Júpiter, y podríamos verla como una silueta. Lo que buscábamos eran las firmas características de absorción alrededor de Europa, mientras orbitaba alrededor de Júpiter”. Básicamente cada elemento, al ser atravesado por la luz, da una firma específica, como un arco iris, una huella dactilar elemental. Esta técnica, llamada espectrografía, permite conocer la composición de la atmósfera de planetas lejanos.

En 10 observaciones independientes a lo largo de 15 meses, el equipo de Sparks rastreó la superficie de Europa y en tres ocasiones detectó las plumas de vapor de agua. Esta es la confirmación al estudio antes mencionado realizado por Lorenz Roth, quien detectó masas de agua que llegaban a los 160 kilómetros de altura. Aunque ambos equipos utilizaron el espectrógrafo del Hubble, cada uno utiliza un método totalmente independiente para llegar a la misma conclusión. «Cuando calculamos de una manera completamente diferente la cantidad de material que sería necesario para crear estas firmas características, el resultado fue bastante similar al que Roth y su equipoobtuvieron – añadió Sparks –. Las estimaciones de la masa son similares, las estimaciones de la altura de las columnas son similares”.

El “problema” es que hasta ahora los dos equipos no han detectado de forma simultánea las plumas, lo que significa que pueden entrar en erupción de forma esporádica durante algún tiempo y luego desaparecer.
De ser cierto, Europa sería la segunda luna del sistema solar que produce este tipo de eventos. En 2005, la sonda Cassini de la NASA detectó chorros de vapor de agua y polvo en la superficie de la luna Encelado de Saturno.
Esta es la confirmación, que se publicará el 29 de septiembre en Astrophysical Journal. La oportunidad, en cambio, es que será posible analizar el material eyectado sin necesidad de perforar la capa de hielo de Europa (cuya profundidad se desconoce) y entonces sí, determinar si existe vida en esta luna.

Para ello ya hay varias apuestas. La primera es una confirmación definitiva e inequívoca que llegaría de la mano del telescopio espacial de la NASA James Webb, que está programado para ser lanzado en 2018. Por su parte, en 2022, la Agencia espacial Europea (ESA) llevará la misión JUICE ( Jupiter Icy moons Explorer, exploradora de las lunas heladas de Júpiter) a dicho planeta. Llegará al planeta en 2030 y durante tres años recogerá datos de tres de sus lunas: Ganímedes, Europa y Calisto. Al final de la misión orbitará alrededor de Ganímedes, que también se cree que tiene un océano líquido bajo su superficie.
A continuación el vídeo con la explicación de las observaciones realizadas por el equipo de Sparks.

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Juan Scaliter