La justicia italiana ha abierto una investigación sobre el presunto robo de 14.000 muestras de ADN de un laboratorio de investigación en Cerdeña, recogidos hace más de una década como parte de un estudio sobre la longevidad. Al igual que muchas otras áreas, como Okinawa (Japón) o la península de Nicoya (Costa Rica), conocidas como zonas azules, esta isla es reconocida por una gran proporción de habitantes de mas de cien años: 21 de cada 10.000 habitantes tienen más de un siglo de vida. En España la proporción es de 3 cada 10.000.

Esta particularidad de las zonas azules ha hecho que los científicos se interesen por estudiar los genes y los estilos de vida de la población local para ayudar a determinar si alguno de los factores individuales han contribuido a aumentar significativamente la esperanza de vida de los lugareños.

El inicio de la investigación se produce semanas después de que los derechos de las muestras de ADN fueron aparentemente vendidos a una empresa británica de biotecnología,Tiziana Life Sciences (que se encuentra en quiebra). Pero en la sección de noticias de su página web, publican la compra el día 18 de julio. Algo extraño, ya que el presunto robo fue descubierto en agosto y se hizo público esta semana, aunque los investigadores señalan que no está claro cuándo desaparecieron las muestras. Lo que sí se sabe es que en los últimos años, solo una persona estaba a cargo del laboratorio.

Biagio Mazzeo, el fiscal al frente de la investigación, aseguró a The Guardian, que sospechaba que las muestras se habían tomado sin autorización por alguien que tenía acceso al laboratorio, ya que no había señales de que la entrada se había forzado. El presunto robo fue descubierto en agosto y se hizo público esta semana, pero los investigadores señalan que no está claro cuándo desaparecieron las muestras.
En Cerdeña se han creado numerosas bases de datos de ADN con la esperanza de encontrar uno o más genes que podrían explicar el fenómeno de la longevidad local. Por ello miles de sardos donaron, de modo altruista, su ADN, pero este giro ha producido un considerable enfado en la población que no quiere que su información sea vendida a compañías farmacéuticas y que con ello se gane dinero.
Mazzeo explicó en la entrevista al periódico inglés que las muestras eran propiedad de Parco Genético, una empresa con fondos públicos que recientemente fue adquirida por un ciudadano de Cerdeña, Piergiorgio Lorrai, quien, entrevistado por The Guardian, aseguró que su papel era el de salvaguardar el ADN y proteger a los ciudadanos locales de la explotación.
Las muestras se han vendido por casi €260.000, pero nadie ha encontrado al vendedor. Todavía.

Juan Scaliter