Casi diez siglos antes que apareciera la infame Peste negra, la plaga de Justiniano ( así bautizada en honor al regente del imperio de Bizancio en aquellos tiempos), diezmó un enorme territorio. En el transcurso de 200 años, esta epidemia habría acabado con la vida de unas 50 millones de personas, aproximadamente un 20% de la población mundial. Su virulencia y efectos secundarios podrían haber acelerado la caída del Imperio romano de Oriente. Pero entre los misterios que la rodean, hay uno que lleva tiempo inquietando a los expertos: nadie sabía, hasta ahora, por qué desapareció o cual fue su verdadero alcance.
Ahora, un grupo de expertos de la Universidad de Munich ha aprovechado las nuevas tecnologías y el cráneo de una víctima recuperada cerca de la mencionada cuidad alemana, en el cementerio de Altenerding, para señalar a la culpable. Y esta sería, ni más ni menos que la misma bacteria detrás de la Peste Negra: Yersinia pestis.
La bacterias se ha recuperado del cráneo de una mujer que murió entre sus 20 y sus 25 años víctima de la epidemia. El análisis del genoma de la bacteria reveló que se remonta al comienzo de la plaga. Además de permitir acceder a nuevos conocimientos en la evolución molecular de Yersinia pestis, su análisis muestra características que no pudieron ser detectadas por un estudio previo ,incluyendo 30 mutaciones identificadas recientemente y cambios estructural exclusivos de la cepa justiniana, así como la corrección de 19 mutaciones que habían dado falso positivo en el trabajo antes mencionado.
Para Michaela Harbeck, una de las responsables del hallazgo, «Tuvimos la suerte de encontrar una víctima de la peste muy bien conservada y a pocos kilómetros de donde se encontró el individuo que analizó el equipo anterior. Gracias a ello pudimos reconstruir el primer genoma de alta calidad esta bacteria”. Entre los cambios detectados, se encuentran tres modificaciones en los genes críticos relacionados con la virulencia: nrdE, fadJ y los genes PCP. Los datos también sugieren que la cepa era genéticamente más diversa de lo que se pensaba anteriormente. Cómo y por qué la Yersinia pestis llegó a Alemania, sigue siendo un misterio.
«Nuestra investigación confirma que la plaga de Justiniano llegó mucho más allá de la región documentada en los registros históricos – concluye Michal Feldman, otro de los co-autores del artículo –. La reconsstrucción del genoma , proporciona nuevos conocimientos sobre la historia evolutiva de la Yersinia pestis. Nuestro análisiscomparativo con los datos anteriores,subraya la importancia de seguir criterios estrictos para evitar errores en la reconstrucción de genomas de patógenos antiguos”.
El estudio ha sido publicado en Molecular Biology and Evolution.

Juan Scaliter