Este año, la editorial científica Elsevier ha lanzado una nueva publicación llamada Antropoceno. El objetivo principal, más allá de la obvia repercusión, es convencer a laInternational Union of Geological Sciences ( Unión Internacional de Ciencias Geológicas, IUGS), el organismo profesional encargado de definir las escalas temporales de la Tierra, de que ha comenzado una nueva era, posterior al Holoceno (holos, todo, y kainos, reciente o nuevo) que comenzó hace 11.700 años. Y esa nueva era debería llamarse Antropoceno, (del griego anthropos, hombre y kainos).
De acuerdo con la IUGS, las eras o escalas temporales geológicas,son un marco de referencia para representar los eventos de la historia de la Tierra y de la vida ordenados cronológicamente, en una doble dimensión: estratigráfica (rocas) y cronológica (tiempo). Estas divisiones están basadas principalmente en los cambios faunísticos observables en el registro fósil.
Debido a que en los últimos dos siglos, la actividad humana (industria, agricultura y hasta la guerra), han producido importantes cambios en los parámetros antes mencionados, en el año 2000, el químico atmosférico Paul Crutzen, ganador del Nobel en 1995, acuño y popularizó el término Antropoceno.
Desde entonces cada vez más expertos se atreven a apoyar, con pruebas científicas, la solidez de dicha afirmación.
Recientemente, más de 20 investigadores de diferentes áreas (química, geología, zoología o biología) pertenecientes a dos docenas de instituciones científicas de distintos continentes, han firmado un artículo publicado en Science, confirmando nuestro ingreso en esta nueva era. En el artículo aseguran que “La actividad humana está dejando una huella dominante y persistente en la Tierra. Esto justifica un importante debate acerca del reconocimiento de estos eventos y sus consecuencias como una nueva unidad de tiempo geológico conocida como el Antropoceno”.Los autores señalan como evidencias la aparición de materiales humanos en los sedimentos, incluyendo aluminio, plásticos y hormigón, residuos de lluvias radiactivas (provocadas por los ensayos nucleares) y partículas procedentes de la combustión de combustibles fósiles. También señalan que el ciclo del carbono, el nitrógeno y el fósforo se han modificado sustancialmente durante el siglo pasado. O que las tasas de aumento del nivel del mar y el grado de perturbación humana del sistema climático superan los cambios producidos durante la última parte del Holoceno. Por si todos estos cambios no fueran suficientes, afirman los expertos firmantes del artículo, existen evidencias de cambios bióticos que incluyen las invasiones de especies en todo el mundo, la deforestación y las aceleradas tasas de extinción. Estas evidencias, tanto en el registro estratigráfico, como en la biología del planeta, justifican la llegada de la era Antropocénica.
Para Jan Zalasiewicz, paleobiólogo de la Universidad de Leicester y uno de los responsables del estudio, “la importancia del Antropoceno es que establece una trayectoria diferente para el sistema planetario, de la que los humanos somos parte, por supuesto. Si la IUGSacepta nuestra recomendación, el Antropoceno habrá comenzado un poco antes de mi nacimiento. Hemos vivido la mayor parte de nuestras vidas en algo que se llama el Antropoceno y sólo ahora somos conscientes del cambio que esto ha producido, tanto en lo referente a la magnitud como a la permanencia de estos cambios”.
Pese a ello, no todos los expertos están de acuerdo en que las evidencias sean lo suficientemente sólidas como para que la IUGS apruebe la llegada de una nueva era. “Al pensar en nombrar una nueva era en términos de tiempo geológico, es necesario definir cuál es exactamente el límite, dónde aparecen los testimonios en los estratos de roca – apunta la experta en estratigrafía Whitney Autin – El término Antropoceno está más acerca de la cultura pop que de la ciencia. La cuestión crucial es especificar exactamente cuando los seres humanos comenzaron a dejar su huella en el planeta: La era atómica, por ejemplo, ha dejado rastros de radiación en los suelos de todo el mundo, mientras que a mayor profundidad en los estratos de roca, la firma de la agricultura en Europa puede detectarse ya en el año 900. El Antropoceno es una expresión que llama la atención, pero desde lo geológico, necesita de hechos reales que se ajusten al código actual”.
El debate continuará.

Juan Scaliter