El gigante Encélado vivía bajo el volcán Etna, recoge el poeta romano Estacio en la Tebaida. Y, bajo la superficie del satélite homónimo, también hay un gigante, pero es un gigante líquido, que recorre sumergido toda la superficie de la luna de Saturno. Este océano podría ser una de las mayores promesas de la búsqueda de vida en el Sistema Solar.

“Este tentador potencial es el que nos llevó a estudiar más profundamente a Encélado”, explicaba hace ocho años Dennis Matson, científico de la Misión Cassini, junto a Chris McKay, un astrobiólogo embarcado en la búsqueda de entornos extraplanetarios donde la vida podría haber existido.

El foco del último estudio ha sido el polo sur del satélite, donde existen enormes géiseres que expulsan agua hacia el espacio. Si ésta procede de la profundidad del océano, la capa de hielo no puede ser de gran grosor. La medición de la corteza ha sido el reto en el que se ha embarcado un equipo de investigadores independientes.

La simulación por ordenador resultante (fotografía) muestra las diferencias de espesor en distintos puntos de la capa de hielo. Según estiman, ésta podría medir entre 18 y 22 kilómetros, lo que permitiría que el agua pudiera escapar con facilidad a través de grietas y fisuras. “En términos astronómicos, esta corteza sería tan fina como el papel”, la ha calificado la Agencia Espacial Europea en un comunicado.

Redacción QUO