Investigadores de la Universidad Johns Hopkins han conseguido que un tipo de células nerviosas humanas cultivadas en laboratorio puedan asociarse con células del corazón para estimular las contracciones. Debido a que estas células se obtuvieron a partir de células madre pluripotentes inducidas (iPS, por sus siglas en inglés), obtenidas, a su vez, de células de piel humana, los investigadores creen que podrían convertirse e una importante herramienta en el tratamiento de trastornos que afectan al sistema nervioso, es decir, los científicos serán capaces de desarrollar células nerviosas en el laboratorio que replican enfermedades particulares de los pacientes.
Gabsang Lee, líder del estudio publicado en Stem Cell, asegura que sus experimentos se inspiraron, en parte, en el hecho de que muchos fármacos prometedores en ensayos clínicos, fallan más tarde debido a los efectos secundarios que provocan en el sistema nervioso. “Nuestro trabajo – explica Lee – anticipa la posibilidad de que algún día podamos ser capaces de predecir qué medicamentos pueden afectar negativamente al funcionamiento de nuestros órganos vitales simplemente probándolos en células cultivadas en laboratorio”.
Las células nerviosas con las que ha trabajado el equipo de Lee, son las del sistema simpático, que activa y regula la respiración, el ritmo cardíaco, el enfoque visual o la digestión. Conectan el cerebro con los ojos, vasos sanguíneos y órganos internos y rara vez son responden al pensamiento consciente.
Para averiguar si las células nerviosas cultivadas podían coordinarse correctamente con las células diana y dirigir su funcionamiento, los investigadores las cultivaron junto con células cardíacas de tres fuentes diferentes: ratones recién nacidos, las células madre embrionarias de ratón y células iPS humanas. Las células nerviosas se coordinaron con todas ellas.

Juan Scaliter