Son pocas las personas que nunca en su vida han oído hablar de Stonehenge, pero si te encuentras con una y le pones ante el monumento del neolítico probablemente te diga que se trata de unas cuantas piedras mal puestas. Y lo cierto es que, según han descubierto un grupo de arqueólogos del Colegio Universitario de Londres, puede ser que razón no le falte.

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores recrearon la escena en un parque público del centro de Londres. Sabemos que las piedras de Stonehenge proceden de una cantera en las colinas Presili (Gales), la cual se encuentra a unos 230 kilómetros del monumento. Una de las grandes preguntas al respecto es cómo pudieron trasladar las piedras hasta el lugar de construcción.

Dispuestos a averiguarlo, los investigadores británicos elaboraron un trineo con tronco de sicomoro que, a su vez, se desplazaba sobre una hilera de troncos ubicados en el suelo.

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A pesar de utilizar un método que usaban civilizaciones antiguas hace cientos de años, se percataron que entre diez hombres eran capaces de mover una piedra de una tonelada de peso a una velocidad media de diez kilómetros por hora. Algunas de las piedras del monumento del neolítico pesan bastante más, pero en ese caso solo hay que escalar la proporción y añadir a la ecuación un mayor número de personas que transporten el peso.

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Esto quiere decir que, con toda probabilidad, el misterioso monumento del Neolítico se construyese en apenas un par de semanas.

Fuente: telegraph.co.uk

Redacción QUO