Un equipo internacional de científicos ha descubierto evidencia de una serie de explosiones masivas de supernovas, cercanas a nuestro sistema solar, que roció la Tierra con desechos radiactivos. Debido a la magnitud de las explosiones y la “cercanía” de las supernovas (unos 300 años luz), el cielo brillaba como si hubiera luna llena. Desafortunadamente solo el Homo habilis estaba allí para presenciar el espectáculo, ya que las manifestaciones más recientes datan de entre 3,2 y 1,7 millones de años atrás.
Los responsables del hallazgo son parte de un equipo internacional de universidades de Australia, Viena, la Universidad Hebrea en Israel y la Universidad de Tokio, de Nihon, de Tsukuba yel Instituto Helmholtz-Zentrum Dresden-Rossendorf (HZDR) en Alemania.
Los científicos analizaron 120 muestras obtenidas de la corteza terrestre en los océanos Índico, Pacífico y Atlántico y descubrieron evidencia de hierro-60, un isótopo de este elemento, que habría llegado al planeta 8 millones de años atrás, coincidiendo con los cambios globales en la fauna del Mioceno tardío. Durante un período no se vuelve a detectar el isótopo y en la franja comprendida entre los 3,2 y 1,7 millones de años, se registra nuevamente su presencia. “En términos astronómicos esto es muy reciente – señala el líder de la investigación, Anton Wallner de la Universidad Nacional de Australia (ANU)– . Lo que nos sorprendió que no había restos claramente repartidos en 1,5 millones de años. Esto sugiere que había una serie de supernovas, uno tras otro. Es una coincidencia interesante que se corresponden con cuando la Tierra se enfrió y se trasladó desde el Plioceno al Pleistoceno”.
A pesar que la Tierra hubiera estado expuesta a este bombardeo, la radiación habría sido demasiado débil como para causar daño biológico directos o desencadenar extinciones masivas. El estudio se ha publicado en la revista Nature.

Juan Scaliter