Todos sabemos que los molinos de viento son una señal de orgullo nacional para los holandeses. Más de 1.000 ejemplares adornan sus campos y son un símbolo de la lucha que, durante siglos, el país ha tenido con el agua. Pero, hoy en día estas bonitas reliquias del pasado han sido sustituidas por un nuevo tipo de molino, mucho más eficaz y económico. Recientemente, los Países Bajos han instalado más de 2.000 aerogeneradores en todo el país, lo que da lugar a un nuevo paisaje cuya estética no ha gustado a todo el mundo.

LQue los holandeses empaticen con los nuevos molinos no es nada sencillo. Y Daan Roosegaarde lo sabe. Por eso ideó un plan con el fin de contentar a todo el mundo: convertir un campo de turbinas eólicas en un bello espectáculo. Él y su equipo quisieron visualizar el movimiento de las máquinas. «Yo quería hacer hincapié en la danza, la coreografía, el estado casi meditativo en el que puede entrar una persona al contemplar cómo giran sus aspas… Así que acabamos dibujando líneas de una turbina a otra». El proyecto, bautizado como Windlicht, pretende rendir homenaje a la energía eólica en forma de espectáculo de luces.

Y ¿cómo ha sido la acogida de este proyecto entre los ciudadanos holandeses? «hay un montón de ‘lo quiero, pero prefiero no verlo. Creo que son hermosas, para ser honesto» reconoce Roosegaarde.

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Fuente: wired.com

Redacción QUO