Sabíamos, por el ADN de neandertales que encontramos en el genoma de humanos, que hubo un momento en el que ambas especies se aparearon y eso habría ocurrido menos de 65.000 años atrás, cuando grupos de humanos modernos comenzaron a distribuirse por Europa y Asia desde África. Pero ahora hemos hallado evidencias de que humanos modernos también contribuyeron al genoma del neandertal en un encuentro muy anterior, al menos 35.000 antes”. Quien afirma esto es Sergi Castellano, del Instituto Max Planckde Antropología Evolutiva y uno de los autores del estudio publicado en Nature en el que se señala la primera evidencia de “nuestro” ADN en neandertales.
Utilizando diferentes métodos de análisis, un equipo internacional de científicos, estudió los restos de un neandertal, hallados en las montañas de Altai, en el sur de Siberia y el cromosoma 21 de otros dos neandertales, uno de la cueva del Sidrón (Asturias) y otro de Vindija, Croacia. Los expertos también analizaron el genoma de un homínido de Denisova, hallado en la misma cueva de Siberia.Y con los resultados en la mano comenzaron a descartar. “Las secuencias del cromosoma 21 de los neandertales de España y Croacia – apunta Carles Lalueza-Fox, del Instituto de Biología Evolutiva del CSIC y también autor del trabajo –muestra que estos no tienen, al menos en esta región del genoma, genes de H. sapiens. Puede que no hayan coincidido o, si lo hicieron, no tuvieron descendencia”.
Tampoco en los denisovanosse descubrieron evidencias de un encuentro. El único que tenía secuencias de ADN de humanos modernos, fue el neandertal de Altai. “Más de 100.00 años atrás – explica Antonio Rosas, especialista en paleobiología y otro de los españoles involucrados en el hallazgo – humanos anatómicamente modernos se aventuraron fuera de África por primera vez y se encontraron y reprodujeron con un grupo de neandertales, que más tarde se trasladaron al sur de Siberia, llevando los genes de H. sapiens.”¿Y qué herencia les dejamos? Quizás el lenguaje. Entre los diferentes cromosomas que se detectaron, destaca un fragmento del cromosoma 7, justo el lugar del gen FOXP2, relacionado con el lenguaje.

Estos nuevos datos coinciden con otras evidencias, como la presencia de H. sapiens en China 100.000 años atrás, herramientas de piedras, halladas en la península Arábiga, atribuidas a H. sapiens en su viaje fuera de África… Durante décadas se hablo de una migración anterior, basada también en los sitios arqueológicos de Skhul y Qafzeh en Israel, pero al no poseer evidencias, se consideró una migración fallida.
Ahora, “estos descubrimientos tienen implicaciones directas en el modelo evolutivo”, concluye Rosas. El significado de este hallazgo, según los autores,y el alcance geográfico del primer H. sapiens que abandonó África, aún debe ser analizado, así como la importancia de este éxodo en la diversidad genética actual.De estas implicaciones y de la relevancia del hallazgo, habla nuestro experto, José María Bermúdez de Castro, Codirector del Proyecto Atapuerca , en su blog.

Juan Scaliter