Si hace una década reconocías en público que apoyabas la teoría de que humanos y los neandertales habían disfrutado de affairs juntos entre las sábanas, te tomaban por loco. Ahora no sólo está confirmado, sino que el misterio ahora está en sí fueron aventuras de una sola noche o fue algo más importante. Según una nueva investigación realizada por la Universidad de Vanderbilt y varios centros norteamericanos, estas aventuras han dejado huella en nuestro genoma. Por desgracia, para nada bueno.

Según explican los investigadores en la revista Science, la promiscuidad de nuestros ancestros podría ser la responsable de nuestros vicios, depresiones. problemas digestivos e incluso enfermedades tales como la trombosis arterial. Por no hablar de diversas enfermedades psiquíatricas, del tracto urinario u otras afecciones de riesgo como la queratosis actínica. «Nuestro principal hallazgo es que, efectivamente, el ADN neandertal influye en los rasgos clínicos de los humanos de ahora. Hemos descubierto vinculaciones entre el ADN de nuestros ancestros y una amplia gama de problemas de salud, entre ellos los de tipo inmunológico, dermatológico, neurológico, psiquiátrico y reproductivo” explica John Capra, genetista evolutivo y autor principal del estudio.

Los más perjudicados por los affairs de nuestros ancestros somos nosotros, los europeos. «Este ADN tiene un impacto sutil pero significativo sobre la salud de las personas con ascendencia europea, residan donde residan ahora» explica Capra. A pesar de que nuestro genoma tan solo tiene una aportación neandertal de un 4%, las consecuencias son importantes, ya que «influye en los rasgos clínicos de los humanos actuales».

Según narran en la investigación, uno de los tramos del ADN neandertal, aumenta considerablemente el riesgo de adicción a la nicotina. Esto no deja de ser un enigma para los científicos, ya que, como podéis imaginar, no había tabaco en aquellos tiempos.

Fuente: livescience.com

Redacción QUO