Estos tres últimos meses el mundo de la astronomía se ha visto envuelto en un escándalo a consecuencia de tres casos de acoso sexual. El pasado mes de octubre, el astrónomo Geoffrey Marcy tiraba su reputación por la borda tras verse obligado a renunciar a su puesto de profesor en la Universidad de California en Berkeley después de que una investigación concluyese que había acosado sexualmente a varias mujeres.

El hecho se podría definir como un caso aislado si no fuese porque esta semana dos nuevos casos de acoso sexual han salido a la luz. Uno fue presentado el pasado martes por la congresista californiana Jackie Speier, quien denunció que el profesor Timoteo Slater, de la Universidad de Wyoming, había reincidido nuevamente en sus malos hábitos de acoso sexual. Según explicaba, el profesor ya había sido investigado en 2004 por la Universidad de Arizona por celebrar reuniones académicas en clubs de striptease o sugerirle a una alumna que fuera sin ropa interior porque él daría mucho más cómodamente las clases. Slater fue sancionado realizando un curso formativo sobre acoso sexual y permaneció en dicha universidad durante cuatro años más.

El tercer caso fue denunciado por la web Buzzfeed, que informó que Christian Ott, profesor de astrofísica en el Instituto de Tecnología de California, violó las políticas de acoso del centro con dos estudiantes de posgrado. La universidad sancionó a Ott suspendiéndole de empleo y sueldo por un año, según explica un comunicado del presidente y rector. Esta misma web fue la que hizo público también las malas costumbres de acoso sexual del astrónomo Geoffrey Marcy.

Según sentenció Speir en una carta remitida al Departamento de Educación de Estados Unidos, «esta situación es muy similar al abuso con niños de varios sacerdotes de la iglesia católica. Al igual que ocurre en la iglesia, las universidades protegen a los autores ocultando los hechos, mientras que las víctimas se quedan solas».

Tras conocerse los hechos y el aumento exponencial de casos estos tres últimos meses, varias personas del campo de la ciencia abrieron un debate en Twitter con el hashtag #AstroSH, donde pueden leerse opiniones de todo tipo al respecto. Algunos de ellos, cuestionan las sanciones impuestas por las universidades:

Otras personas afirmaban que esto es la punta del iceberg, pero que en realidad muchas víctimas silencian los acosos, por lo que los casos pueden ser incalculables:

Otros pedían el compromiso de la comunidad para luchar contra esta situación:

Fuente: popsci.com

Redacción QUO