Ya sabíamos que las estrellas del cine casi nunca confiesan su verdadera edad. Pero, ahora, acabamos de descubrir que también ocurre lo mismo con las que brillan en el firmamento celeste. Así se deduce de un nuevo estudio liderado por Jennifer van Saders, una investigadora de la Carnegie Institution, quien afirma que es necesario revisar el método utilizado para medir la edad de las estrellas.

Al igual que los planetas, las estrellas giran alrededor de un eje y, a medida que envejecen, ese giro se ralentiza debido al campo magnético de la propia estrella. Hace aproximadamente una década, se descubrió que este dato podía utilizarse para calcular la edad de una estrella similar a nuestro Sol, siempre que se conocieran su tasa de rotación y su masa. Y a este proceso se le llamó girocronología.

Pero la nueva investigación realizada por Saders demuestra que las estrellas no siempre giran tal y como se creía cuando se hacen mayores. Lo que descubrieron fue que los modelos estandars predecían una desaceleración de las estrellas mucho mayor de la que se produce realmente. Según la investigadora, es necesario estudiar los factores que afectan a esa ralentización del campo magnético de las estrellas, para realizar las correcciones necesarias que permitan afinar más el método utilizado para calibrar su edad.

Redacción QUO