El LHC ha conseguido un nuevo hito científico, al hacer colisionar por primera vez en la historia núcleos de plomo a la mayor velocidad jamás conocida. La energía registrada fue mayor a la de cualquier otro experimento anterior, alcanzando una temperatura de billones de grados (cientos de miles de veces la del interior del Sol).

Leído así, en frío, puede que la cosa no parezca demasiado espectacular, pero gracias a este logro, los científicos han recreado como eran las condiciones del Universo en los instantes posteriores al Big Bang, cuando las interacciones entre partículas se producían a unas velocidades que hasta ahroa nunca se habían alcanzado en un laboratorio.

Unas milmillonésimas después del Big Bang, el Universo estaba formado por lo que los científicos conocen con el nombre de «plasma quark-gluon». Se trataba de una sopa primodrial de partículas elementales, básicamente quarks y guones. Estas partículas se unieron psoteriormente para formar el interior de los protones y neutrones.

Gracias a este experimento, los científicos han logrado recrear una especie de sopa primoridal, que les ha permitido observar el estado en que esas partículas elementales se encontraban en los instantes posteriores al Big Bang.

Redacción QUO