Hace 73.000 años, el volcán Fogo, en la isla de Cabo Verde, entró en erupción, provocando un gigantesco tsunami que superó los doscientos metros de altura. Así se deduce de los hallazgos realizados por un equipo de investigadores de la Universidad de Columbia.

La potencia de aquel tsunami fue tan grande que lanzó piedras del tamaño de camiones que llegaron hasta montañas ubicadas a más de 30 millas de distancia. Y otras, de hasta 770 toneladas, cayeron al océano, provocando olas de 244 metros de altura que afectaron a las islas cercanas. Para tener una noción aproximada de lo que significó ese fenómeno, basta decir el devastador tsunami de diciembre del 2004 provocó olas de un máximo de 30 metros y causó la muerte de unas 220.000 personas en las costas del océano Índico.

Para los especialistas de la Escuela de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Bristol el peligro de un incidente de semejante magnitud «aún existe», sobre todo teniendo en cuenta que este volcán ha dado recientemente señales de volver a estar activo. Es cierto que los megatsunamis como el descrito con fenómenos muy raros (de hecho se estima que solo ocurren cada 10.000 años), pero los investigadores advierten que no hay que descartar que pueda volver a producirse un cataclismo similar. «El volcán Fogose eleva a 2.829 metros sobre el nivel del mar y entra en erupción aproximadamente cada 20 años. Y ahora existe la energía potencial para un nuevo colapso», aseguró Ricardo Ramalho, autor del estudio.

Redacción QUO