Y como no rota alrededor de su propio eje, hay una cara en la que siempre esun achicharrante día. Este cuerpo es la supertierra –planetas rocosos ajenos a nuestro Sistema Solar– que más cerca nos cae, apenas a 40 años luz de nosotros. Por eso, los astrofísicos alcanzan a estudiar su atmósfera con el telescopio espacial Spitzer.
Las observaciones más recientes les han dejado perplejos, ya que nunca antes habían detectado esa variación del 300% (a lo largo de dos años) en las emisiones de uno de estos cuerpos. Brice-Olivier Demory, de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), y sus compañeros creen que podría deberse a enormes emisiones de gas y polvo provocadas por una superficie de gran actividad volcánica, superior incluso a la de la luna Ío de Júpiter, que se lleva la palma de nuestro Sistema Solar en ese terreno.

Un equipo internacional de astrónomos liderado por Nikku Madhusudhan había propuesto en un estudio previo que, gracias a su abundancia de carbono, al menos un tercio de la masa de 55 Cancri E estaba formada por diamantes.
Sin embargo, los datos analizados en Cambridge no respaldan esa idea de su composición química. Sus características son tan únicas que habrá que esperar para conocer de qué está hecho el interior de esta joya del universo.

EL DATO: 1.700 ºC Es la diferencia de temperatura que puede darse en la cara de día de 55 Cancri E, imaginada aquí durante y después de una gran actividad volcánica.

Redacción QUO