Sabemos cómo se las apañan los astronautas para bañarse o peinarse en gravedad cero. También conocemos que les es imposible llorar o cómo se las arreglan para comer dentro del traje durante las caminatas espaciales. Pero lo que hasta ahora no ha trascendido a los medios de comunicación es cómo practican sexo o si alguien ha acometido esta hazaña alguna vez en el espacio. Por su parte, tanto la Agencia Espacial Rusa como la NASA han negado de forma tajante que ningún astronauta haya mantenido relaciones sexuales en la Estación Espacial Internacional (ISS).

Tras conocer la noticia de que han lanzado un crowdfunding con el fin de obtener financiación para rodar una película porno en el espacio, fuimos muchos los que nos preguntamos cómo iban a lograrlo, pues tan importante es en este caso tener dónde agarrar que tener dónde agarrarse. Técnicamente es una cuestión compleja. El primer problema que se plantea es que nadie ha investigado nada sobre la ciencia de las relaciones sexuales en el espacio y los posibles riesgos y problemas que puedan surgir al respecto. Si bien antropólogos, astrónomos y algún que otro biólogo han especulado diversas hipótesis, no podemos estar seguros al 100% de que no existan riesgos, ya que la investigación al respecto es completamente nula. Lo que sí está claro es que no será ni remotamente parecido a practicar el coito en una cama en el planeta Tierra.

Tener dónde agarrar y tener dónde agarrarse

La segunda cuestión es que la gravedad es un problema para acometer la tarea. Si bien a PornHub le ha parecido una idea cachonda -en todos los sentidos- grabar una porno en el espacio, los expertos que han dedicado un tiempo de sus vidas a pensar en la logística necesaria para rodar el film tienen opiniones diferentes. «Lo más difícil en gravedad cero es que la pareja se mantenga unida, hay que estar asegurándose constantemente de que no se separan y puedan llegar al clímax sin que se convierta en una auténtica pesadilla» explica el biólogo de la NASA Paul Wolpe. «Podría ser mucho más difícil y menos satisfactorio de lo que la gente piensa».

Por otro lado, como explicaba Athena Andreadis, bióloga de la Universidad Médica de Massachusetts. «No hay tracción y estaríamos constantemente golpeándonos contra las paredes». Si bien una diseñadora americana ha creado un traje donde pueden meterse dos, lo cierto es que la peli porno perdería bastante gracia con esta solución.

¿Habría erección espacial?

Chris Impey, profesor de astronomía de la Universidad de Arizona, plantea un tercer problema. «La tercera ley de Newton -acción y reacción- podría interferir con los métodos habituales que usamos para mantener relaciones sexuales en la Tierra». Debemos pensar cómo un entorno de gravedad cero afecta al cuerpo humano y no sólo en que los actores X pueden estar pululando por la nave sin saber dónde agarrarse.

La sangre no fluye muy bien en gravedad cero y todos sabemos que para que el hombre pueda tener una erección y eyacular, la sangre debe fluir con alegría. Es decir, que puede que recauden el dinero, lleguen al espacio y ni la Viagra sea capaz de levantar el asunto provocando que el actor tenga un gatillazo irreversible.

Un cuarto problema es el sudor. La gente suda mucho más en el espacio, máxime si tenemos en cuenta que vamos a someternos a un ejercicio intenso como es el sexo. El problema del sudor es que no hay gravedad para que este se libere del cuerpo, por lo que se acumula en capas y se aferra al cuerpo convirtiendo al actor en una masa sudorosa muy poco sexy tirando a desagradable que podría hacer que ambos perdiesen las ganas. Y con toda la razón.

Problemas psicológicos

Un quinto problema a tener en cuenta son los problemas psicológicos. Cuando un grupo de personas se limitan a convivir en un pequeño espacio durante meses, como podría ser un viaje a Marte o a cualquier otro lugar, es ya bastante complicado mantener la paz. Se desconoce qué ocurriría y cómo afectaría a la dinámica del grupo que dos de esas personas mantuviesen relaciones sexuales. Según explica el astronauta Ron Garan, «ya tenemos demasiados problemas allí arriba, imaginad una ruptura en una misión de tres años a Marte«. Por ello, la NASA tiene una estricta política de que no se pueden mantener relaciones sentimentales a bordo de la ISS. Si el amor ocurre, cuestión que no es imposible, ambos deberán viajar por separado y no en la misma misión.

Fuente: businessinsider.com

Redacción QUO