Los humanos podríamos ser capaces de transmitir emociones positivas, como la felicidad, por medio de la transpiración, de acuerdo con una investigación publicada en Psychological Science.
El trabajo señala que producimos compuestos o señales químicas cuando experimentamos algún momento de felicidad y quienes están a nuestro alrededor pueden olerlo.
Se sabía que el miedo o el enfado se podían detectar por la composición química de nuestro sudor, pero no así la dicha.
“Nuestro estudio – señala Gün Semin de la Universidad de Utrecht y responsable de la investigación – muestra que el sudor producido en circunstancias de alegría, induce un simulacro de felicidad en los receptores y contagia este estado emocional. Esto sugiere que, quien es feliz, “infecta” a los demás. En cierto sentido, el sudor de la felicidad es como sonreír: es contagioso”.
Para realizar la investigación se contó con dos grupos de voluntarios, por un lado hombres y por otros mujeres. Se sabe que el sexo femenino tiene una mayor sensibilidad olfativa y una mejor percepción de las emociones. Así, mientras ellos eran sometidos a videos que podían provocar miedo, felicidad o indiferencia, ellas debían oler viales con el sudor generados por el grupo de hombres. El estudio era doble ciego, ni los voluntarios ni los científicos sabían qué contenía el vial que debían oler las voluntarias (miedo, indiferencia o felicidad).
El análisis de imágenes de vídeo reveló que las mujeres que “olieron miedo”, mostraban actividad en el músculo frontal, una característica frecuente en las expresiones relacionadas con el temor, mientras que aquellas que recibían el aroma de la felicidad, por así decirlo, mostraban la sonrisa Duchenne (bautizada así por el investigador Guillaume Duchenne), una respuesta involuntaria a una emoción genuina.
El hallazgo tiene una gran importancia ya que la emociones y el sudor, de acuerdo con Semin, son “características fundamentales de la condición humana. Y la posibilidad de contagiar la felicidad a través del olor puede tener importantes implicaciones para la industria del perfume”

Juan Scaliter