Todos los primates, no solo los humanos, somos curiosos. Aún si no obtenemos ningún beneficio inmediato. Un reciente estudio demuestra el gran deseo de curiosear de los monos. El hallazgo permite conocer claves sobre ciertas partes del cerebro que compartimos los primates y que forman parte de la toma de decisiones y también en algunos desórdenes mentales y adicciones.

El estudio fue realizado por expertos de la Universidad de Rochester y de Columbia y demuestra que los macacos (rhesus macaques) tienen un nivel de curiosidad tan grande que están dispuestos a perder un premio importante con tal de saber quién es el ganador de un juego. “Es como jugar a la lotería – explica Benjamin Hayden, profesor de Ciencias del Conocimiento de la Universidad de Columbia – del tipo Rasca y Gana, en el que sabes si ganas inmediatamente o comprar uno normal y esperar a las noticias de la noche. Sin importar que no tendrás el dinero al instante, lo importante es saber si ganas o no el premio”. La investigación ponía a prueba a los macacos presentándole dos columnas de colores. Una de ellas, ellos no sabían cual, tenía una cantidad determinada de agua. Si elegían la “premiada” obtenían esa cantidad de líquido. Cuanta mayor era la cantidad de agua, más era la curiosidad del mono por saber al instante el ganador.

De acuerdo a los expertos, este estudio permite conocer cómo la curiosidad (la búsqueda de información) es procesada y recompensada en el cerebro. Para Hayden, “La búsqueda de información es algo que no funciona adecuadamente en el cerebro de personas con ansiedad, depresión, comportamientos obsesivos compulsivos o adicciones. Por eso es importante esta investigación”.

Redacción QUO