El astrónomo argentino Félix Mirabel ha descubierto por primera vez un agujero negro que contribuye a la formación de estrellas en La Vía Láctea. Hace 20 años, el investigador ya observó como un agujero negro eyectaba chorros de materia a velocidades cercanas a las de la luz. Y ahora, ha obtenido la respuesta: ese agujero, además de devorar estrellas, en un proceso que puede durar millones de años, contribuye con sus eyecciones a la formación de otras nuevas.

Se trata de un hecho único en nuestra galaxia, y ha sido observado con los radiotelescopios Very Large Array (VLA) y Hubble. Este descubrimiento refuerza una teoría cosmológica que el astrofísico argentino ya presentó en 2011, según la cuál en las épocas tempranas del Universo, los agujeros negros fueron fundamentales para que se elevara la temperatura del medio intergaláctico y se disiparan las nieblas que cubrían el Cosmos.
Antes de su propuesta, se creía que las estrellas habían sido las únicas responsables de calentar el Universo temprano. «Este descubrimiento hace pensar que no sólo la radiación de los agujeros negros fue fundamental para que evolucionara el Universo, sino que ellos cumplieron un rol muy importante para la formación de las primeras generaciones de estrellas y galaxias», explicó Mirabel.

Redacción QUO