Nuestra historia aconteció en una galaxia muy lejana llamada SDSS J110840.11. Allí, los astrónomos Krzysztof Stanek, Thomas Holoien y Christopher Kochanek, de la Universidad Estatal de Ohio en la ciudad estadounidense de Columbus, detectaron un brillante fogonazo. Todo indicaba que era una señal de actividad de algún agujero negro tragándose alguna estrella. Un acto de canibalismo galáctico bastante habitual, todo hay que decirlo. Lo especial en este caso fue que la estrella «atacada» logró escapar.

Basándose en la cantidad de energía liberada durante el suceso, los investigadores han calculado que una cantidad relativamente pequeña de materia estelar (solo una milésima parte de la masa de nuestro Sol, una cifra aproximadamente igual a la masa del planeta Júpiter) fue absorbida por el agujero negro. Lo que significa que la estrella escapó, pero tras sufrir «serias heridas».

Ete espectacular suceso tuvo lugar, cocnretamente cerca del “pie” izquierdo trasero de la Osa Mayor, entre las estrellas Alula Borealis y Praecipua. Por si a alguien le suena la dirección…

Redacción QUO