Algunos creen ver un rostro, otros una figura completa… El llamado «Hombre de la Luna» es una pareidolia (un fenómeno psicológico que nos hace creer que reconocemos determinadas formas familiares en una superficie concreta) que se produce en una región lunar conocida como Océano de las Tormentas (Oceanus Procellarum). ¿Pero de qué se trata realmente?

Hasta la fecha, los científicos creían que podía ser una cuenca provocada por el impacto de un gran asteroide. Pero ahora, un equipo de investigadores liderado por Jeffrey Andrews-Hanna, de la Escuela de Minas de Colorado, acaba de revelar el misterio gracias a una investigación cuyos resultados se han publicado en la revista Nature. Los expertos elaboraron un mapa de alta resolución del Oceáno de las Tormentas basado en datos gravitacionales recogidos por las dos naves de la misión GRAIL en 2012. «En vez de una anomalía gravitacional central y circular, como en otros cráteres formados por el impacto de asteroides, aquí vemos líneas que forman un gran rectángulo. Esto sugiere que su origen se debió a la acción de fuerzas internas», ha indicado Andrews-Hanna.

Los investigadores han llegado a la conclusión de que, poco después de formarse, la superficie de la Luna estaba compuesta por magma fundido, que se fue enfriando lentamente hasta formar la corteza. Los científicos saben que el Océano de las Tormentas tiene una alta concentración de elementos radiactivos como uranio, torio y potasio. Según Andrews-Hanna, como los elementos radiactivos producen calor, hicieron que la región se enfriara más lentamente y, cuando finalmente lo hizo, se encogió y se abrieron las grietas gigantes detectadas por la misión GRAIL. El magma fundido salió por ellas e inundó la cuenca. Finalmente, al enfriarse, le confirió su actual color gris oscuro, dando origen a ese sugerente juego de sombras que durante décadas nos ha hecho imaginar que realmente estábamos viendo la silueta de un hombre en la Luna.

Redacción QUO