En Long Beach, California, los turistas pueden ver las plataformas petrolíferas desde la playa. También lo hacen desde Hungtinton Beach y muchos otros lugares, como Miami y algunas zonas de Venezuela. En Canarias, la posibilidad de que Repsol y sus socios, la alemana RWE y la australiana Woodside, hagan una perforación para confirmar la existencia de petróleo ha encendido la polémica. La petrolera tiene focos de interés en la zona. El primero, el pozo Sandía, a escasos kilómetros del archipiélago, podría albergar 300 millones de barriles de petróleo. El segundo, Chirimoya, otros 300. Estaríamos hablando de que en los seis puntos más interesantes para Repsol en la zona podría haber desde nada a 2.200 millones de barriles, lo que supone unos recursos recuperables de unos 1.000 millones de barriles de petróleo. “Enfrente de muchas costas hay pozos de explotación de petróleo que conviven con el turismo”, destaca Luis Suárez, presidente del Colegio de Geólogos. Y continúa: “¿Hay riesgo en Canarias? Bueno, pues evaluémoslo, y en función de ello veamos si se hace la investigación y la explotación. No practiquemos una política preventiva y digamos ‘no, porque puede impactar en el medioambiente’. También los aviones pueden sufrir un accidente y no por eso la gente deja de viajar en ellos”. Julio Barea, responsable de la campaña Petróleo, no, de Greenpeace, replica: “La diferencia está en que yo elijo si me subo en un avión o no. Pero yo no decido nada sobre la actuación de las petroleras en el mar”.

Cada año, alrededor de once millones de turistas viajan a las Islas Canarias atraídos por el sol, las playas y, en el caso de Lanzarote y Fuerteventura, por su entorno natural medioambientalmente responsable. “La presencia de plataformas en la línea visual diurna, o su iluminación en las noches, podría afectar a la percepción turística de protección medioambiental responsable, desarrollo sostenible y paisaje natural”, según Agustín Santana, director del Instituto de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad de La Laguna.

Una sociedad en torno al turismo

Un tercio de la población activa canaria, 250.000 personas, trabaja en el turismo, un sector que generó el año pasado 13.312 millones de euros (el presupuesto del Ministerio de Sanidad es de 1.907 millones de euros). A tenor de una encuesta realizada por la Escuela Universitaria de Turismo de Lanzarote, el negocio puede verse en entredicho: mientras que el 99% de los visitantes estaría dispuesto a volver a Lanzarote en las condiciones actuales, el 48,5% reconsideraría su decisión ante actividad petrolífera en la zona. Lejos de alarmarse, Repsol propone compaginar ambos sectores y promete que sus trabajos supondrían añadir a los datos otras 3.000 a 5.000 oportunidades de trabajo.

Fuerteventura y Lanzarote son reservas de la biosfera, y concentran una gran población de cetáceos

El precio de ello es demasiado alto, según las organizaciones ecologistas. Lanzarote y Fuerteventura han sido reconocidas Reservas de la Biosfera y albergan una de las mayores concentraciones de cetáceos del mundo. El archipiélago reúne en términos generales 19.550 especies y 693 subespecies, de las que 4.021 y 625 respectivamente son endémicas, según el Banco de Datos de Biodiversidad de Canarias. Vinculadas al medio terrestre se computan 14.318, y 5.232 al mar; 28 de ellas correspondientes a mamíferos marinos. Es un lugar de reproducción y cría de animales de hábitos profundos, como los zifios, y un área de alimentación para rorcuales y cachalotes, una especie protegida por la directiva Hábitat, 92/43/CEE, que también prohíbe que se les pertube deliberadamente y que se deterioren sus lugares de descanso.

En la fase de prospecciones para la toma de muestras se producen vertidos de lodos y rocas que pueden contravenir esa directiva. Más en la de extracción, sobre todo si se produce una catástrofe. Pero ¿qué posibilidades reales hay de que suceda? Según Marcos Fraga, de Comunicación de Repsol, una entre 50.000, o lo que es casi lo mismo, 0,0014%, según recoge la Declaración de Impacto Medioambiental realizada. Ese mínimo porcentaje de riesgo se materializó en una de las mayores catástrofes que se recuerdan. El 22 de abril de 2010, la plataforma Deepwater Horizon, gestionada por British Petroleum, se hundió tras una explosión y vertió 770.000 m3 de crudo al mar. 944 km de costa fueron afectados, decenas de delfines y tortugas murieron. Los disolventes que se utilizaron para intentar frenar sus efectos añadieron leña al fuego de la catástrofe e incidieron en el daño medioambiental. Un estudio realizado por la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA) para evaluar las consecuencias de aquel accidente puso en evidencia que los PAH, o mezclas de hidrocarburos aromáticos policíclicos, inciden negativamente en el corazón de los atunes y constituyen un factor potencial para la mortalidad retardada, según John Incardona, autor del trabajo. Greenpeace también alerta de que las algas quedan cubiertas por una fina película aceitosa que dificulta la fotosíntesis y que la reproducción y los animales pueden experimentar deformaciones, perdida de fertilidad, reducción del nivel de eclosión de huevos y alteraciones en su comportamiento.

La Deepwater Horizon podía trabajar en profundidades de 2.400 m y perforar 9.100 m bajo el suelo marino. Las particularidades de los trabajos que el Rowan Renaissance de Repsol quiere llevar a cabo son diferentes. El pozo Sandía, uno de los que primero podría explorarse, tiene una lámina de agua de solamente 885 m, y la perforación a partir del suelo marino llega únicamente a los 3.092 m. “Los ecologistas dan por hecho que se va a producir un derrame”, se queja Santos Suárez, product manager del Centro de Tecnología de Repsol.

¿Qué hay en el fondo marino?

“La Declaración de Impacto Medioambiental incluye supuestos de cómo evolucionaría una catástrofe en el peor escenario posible”, añade. “Solo se habla de vertido, cuando la experiencia a nivel mundial y la tecnología disponible apuntan a que la posibilidad de que algo ocurra es casi imposible. Se hacen diferentes modelizaciones y una completa campaña del fondo marino. La gente cree que a 1.500 metros de profundidad y a 60 km de la costa es todo coral. Y como ocurre en los ecosistemas extremos, a 8.000 m de altitud, en lo más alto del Everest, existe vida, por supuesto, pero está muy poco presente, no como en el Ecuador. Hay especies animales, evidentemente, pero son muy contadas y dispersas, y desde luego no se verían afectadas por una actividad de ese tipo”, sentencia.

La posibilidad de un vertido es de una entre 50.000, según la Declaración de Impacto Medioambiental

El lugar donde se van a producir las perforaciones es, a su vez, motivo de desencuentro. Determinadas aguas de Canarias han sido declaradas Lugares de Importancia Comunitaria (LIC), y las superficies donde quiere operar Repsol coinciden en una parte con esos LIC. “Sondearemos a 60 km de la costa, pero el gobierno canario dice que lo haremos a 9 km”, explica Santos Suárez. “Que nuestras áreas de investigación sean extensas no quiere decir que perforaremos en el límite, frente al litoral: se trata de islas volcánicas y en ese tipo de subsuelo no puede haber petróleo”. Para que lo haya, debe existir una roca madre, es decir, porosa con depósitos procedentes de organismos vegetales que se hayan ido descomponiendo. Sobre ella, otra impermeable que impida que los hidrocarburos generados a lo largo de los siglos se escapen en forma de emanaciones.

El petróleo no está en bolsas, como muestran las ilustraciones infantiles, sino ocluido en la roca. Su calidad varía en función de la antigüedad del depósito. Los yacimientos de crudos muy pesados están desvelando que son muy jóvenes y de peor calidad.

La historia que ahora enciende a Canarias empezó en los años 70, cuando la Exxon encontró indicios de hidrocarburos en la mediana imaginaria que hay entre las islas Canarias y el oeste de Marruecos, entonces bajo ocupación española. La calidad del crudo hallado no era la suficiente como para que, con la tecnología del momento, fuera rentable su extracción. Al abandono momentáneo de la actividad en la zona contribuyó el hallazgo en Libia de petróleo de mejor calidad y con mayores posibilidades de beneficio.

¡A la caza!

Apenas unos años después, en 1984, Mobil también husmeaba en la zona, como recientemente han hecho Cairn Energy y Genel Energy en aguas marroquíes. Pero no todas las investigaciones de estas compañías británica y angloturca van por buen camino. En marzo anunciaron que abandonaban el pozo Juby Maritime I debido a la calidad del crudo. ¿Han tirado la toalla? No. Las Autoridades marroquíes van a apoyar la prospección conscientes de que un hallazgo rentable podría convertirles, junto con su liderazgo en el mercado mundial de fosfatos, en una potencia económica.

En España, el inicio de la actuación de Repsol en la zona se remonta al año 2000, cuando solicitó un permiso de investigaciones sísmicas que le fue concedido en enero de 2002. Tres meses después, el Cabildo de Lanzarote recurrió el permiso y logró que en 2004 el Tribunal Supremo lo suspendiera. Para esa fecha, Repsol ya contaba con una ecografía del subsuelo marino. “Con el gobierno del anterior color, se tomaron decisiones poco fundamentadas con el objetivo de detener los proyectos. Hemos estado cuatro o cinco años sin poder hacer nada”, se lamenta Santos Suárez, de Repsol.

Se reanudan los trabajos

En 2012, con Mariano Rajoy en la Presidencia del Gobierno, el Consejo de Ministros aprueba un Real Decreto que supone la reanudación del permiso de investigación; es decir, la toma de muestras del subsuelo marino. Para ello, Repsol elabora un estudio de impacto medioambiental y lo presenta en el Ministerio de Industria, que es el ente competente para la investigación de hidrocarburos. Industria lo somete a exposición pública para que se puedan presentar alegaciones, y Repsol contesta cada una de ellas.

El estudio resultante se entrega en Medio Ambiente, responsable de emitir una Declaración de Impacto Medioambiental (DIA) –favorable en este caso–, y publica su veredicto en el BOE. El paso siguiente consiste en comunicárselo a Industria. “No vemos ningún problema medioambiental”, les dicen, “en que el promotor desarrolle esta actividad. Ahora son ustedes los que deciden si dan el permiso o no”.

Algunas áreas calificadas de interés comunitario coinciden con zonas donde se quiere perforar

A primeros de julio, Industria no se había pronunciado, quizá por la controversia que ha generado el procedimiento. “Desde el principio vimos que el Estudio de Impacto Ambiental que Repsol había encargado era deficitario. Faltaba información, muchos análisis no se habían realizado. Era una chapuza”, opina Francisco Segura, coordinador general de Ecologistas en Acción. “Casualmente, anunciaron la resolución de la DIA el 29 de mayo, solo cuatro días después de las elecciones europeas”, explica.

Y Julio Barea, de Greenpeace, añade que la noticia se dio a conocer antes de que se hubiera firmado oficialmente –se publicó en el BOE el 10 de junio–, aprovechando que la jornada posterior, el 30 de mayo, se celebraba el Día de Canarias.

Todos enfrentados

El siguiente episodio del conflicto comienza con los ánimos encendidos. De un lado, ecologistas, hosteleros y el Gobierno canario. De otro, la Administración central y las petroleras. En medio, especialistas con opiniones encontradas ante el nudo gordiano de este conflicto, la Declaración de Impacto Medioambiental y en cómo y quién la hace. “En España no hay tradición de exploración e investigación de hidrocarburos”, apunta Luis Suárez, presidente del Colegio de Geólogos. “Si esto que pasa aquí lo vieran en otros países ricos en hidrocarburos, como Noruega, Reino Unido, Estados Unidos, México, Venezuela, Países Árabes… se sorprenderían. ‘¿Cómo? ¿Que no quieren que investiguemos y exploremos en hidrocarburos?’ Suena raro. Si alguien cree que hay impacto ambiental, debe ir al procedimiento administrativo y alegar lo que considere oportuno. Y si no está conforme, acudir al Tribunal Supremo y al Tribunal Superior de Justicia de Luxemburgo. Lo que no se puede hacer es adoptar posturas en función de criterios políticos. Hay que objetivizar el medioambiente y cumplir las leyes”.

La tecnología actual permite hacer rentable la explotación de pozos que antes se abandonaban

La DIA que se presentó en Industria recibió 11.000 alegaciones, muchas similares, según Repsol. Una de las particularidades del proceso es que la mayoría de las partes implicadas, exceptuando la compañía que solicita el permiso, no tiene el capital suficiente para realizar análisis paralelos y contrastar el rigor de los datos. “No tiene sentido que la información que maneja Repsol y los ecologistas sea diferente”, opina Carlos Duarte, biólogo marino del CSIC y miembro de la primera Selección Española de Ciencia. ”Habría que repensar todo el proceso. Ahora mismo, las empresas contratan una consultoría de impacto medioambiental. La parte contratante (Repsol en este caso) decide quién va a hacer el estudio. El principio de independencia no existe. En España, el proceso está muy cuestionado. Cuando una consultora realiza informes desfavorables en varias ocasiones, deja de ser contratada. Hay un proceso darwiniano de exclusión de actores independientes”.

¿Cuánto hay de política en todo esto?

Aparte de riesgos o alarmismos, de ecologistas y petroleras, muchas de las partes implicadas aseguran que subyace un importante trasfondo político. Es el único aspecto en el que todos parecen coincidir. Julio Barea, de Greenpeace, opina sobre el posible desenlace de los acontecimientos: “En el año 2011, habiendo en el archipiélago un pacto de gobierno entre Coalición Canaria y el PP, el partido de Rajoy ganó las elecciones. Muy probablemente, la situación que se produjo fue la siguiente: José Manuel Soria (PP), vicepresidente de la Comunidad, le dijo a Paulino Rivero (CC), presidente de la Comunidad: ‘Yo creo que, dado el gran apoyo popular que ha tenido mi partido, ha llegado el momento de cambiar, de que ahora sea yo el presidente y tú el vicepresidente’. No es difícil imaginar que a un político le cueste encajar este tipo de sugerencias. Soria, en consecuencia, rompió el acuerdo de gobierno con el Partido Popular y se coaligó con el PSOE.

Las posibilidades de que haya petróleo en la zona son de un 20% como máximo

En enero fue rescatado por Mariando Rajoy para ser uno de sus ministros. Supongo que en su ánimo quedó un resquemor de venganza y me imagino también que lo que él pretendía, y quizá pretende, es volver por la puerta grande a la política canaria y ser presidente de la Comunidad. ¿Cómo lograrlo? Canarias tiene una tasa de paro altísima, y probablemente Soria se dijo: ‘Voy a convertir las Islas en el Qatar del petróleo. Todo el mundo va a ir en limusina y va a tener su jet privado. El petróleo nos dará riqueza’. Rápidamente, colocó como secretario de Estado de Energía a una persona de Repsol, Fernando Martí, ahora presidente del Consejo de Seguridad Nuclear. El paso siguiente fue un Real Decreto que permite de nuevo a Repsol reanudar las operaciones en Canarias. Pero todo se ha ido enrocando, y Coalición Canaria, que al principio no era tan beligerante, tiene ahora una postura de rechazo. A ver cómo deslía ahora la madeja”.

En Repsol no quieren entrar en política, pero reconocen que este conflicto es la perfecta cortina de humo para que en Canarias, una comunidad con una tasa de paro del 35%, no se hable del desempleo, sino de lo crudo que está el futuro.

Marta García Fernández