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¿Cómo podía el mamenchisaurio enviar sangre desde el corazón al cerebro después de sortear un cuello de más de 10 metros de largo? Este dinosaurio chino es el que ostentaba el cuello más largo de todos los descubiertos hasta ahora, pero el misterio no es solo para él, sino para los muchos con un cuello larguísimo. Aún no se sabe cómo debía funcionar el corazón (o los corazones) de estos reptiles para que la sangre llegara al cerebro después de un viaje de tan largo recorrido. Otro misterio yace en su apocalíptico final: ¿fue un meteorito la verdadera razón de su extinción? Es la teoría más aceptada, pero hay varias decenas de especulaciones sobre qué les ocurrió a los gigantes del planeta: tenían una especialización excesiva, se los llevó la superpoblación, el cambio de los polos magnéticos…

Estas preguntas llevan décadas desvelando a los paleontólogos, pero otra, más reciente, se ha convertido en el Grial de los dino-dilemas: ¿podían controlar su temperatura corporal? La respuesta es: sí, pero no se sabe cómo. De acuerdo con Christophe Lecuyer, de la Universidad de Lyon, ictiosaurios y plesiosaurios (ambos reptiles marinos) regulaban su temperatura corporal independientemente de la del agua de mar, que variaba entre 12 y 36ºC, algo impensable para los modernos reptiles modernos de sangre fría. Esta habilidad podría ser la estrategia que usaron para conquistar nuevos entornos marinos a altas latitudes, con temperaturas más bajas. ¿Cómo desarrollaron esta habilidad? Habrá que seguir buscando.

Redacción QUO